Abstracción, simbolismo, geometría y mensaje. Las obras de Enrique Carbajal, mejor conocido como Sebastián, se distinguen en el mundo gracias a la visión fuerte e inquebrantable del artista quien logra, más allá de atrapar al observador, convertir sus esculturas en símbolos representativos de las ciudades donde las presenta.
Influenciado por tendencias del arte cinético, pop art, la geometría y las dimensiones, Sebastián toma aspectos de la vida para recrearlos en obras monumentales.
“Mi momento en la historia fue crear un lenguaje muy mío, muy Sebastino, que no fuera salido de ningún otro artista, pero sí ubicándome metas y fijándome influencias por lo que a mí me gustaba en la época”.
Tal es el caso de La Antorcha de la Amistad en San Antonio, Estados Unidos; donde el escultor representa la unión americana con México en una obra de 20 metros de altura ubicada en el centro de la ciudad.
“Se puede observar que una de las columnas es más alta de la otra, ahí el referente es la desproporción de la unión americana y nuestro país, pero que están entrelazados en la parte alta con una geometría de curvas complejas inspiradas en un juego festivo de formas que se mueven, como en las fiestas mexicanas, que al mismo tiempo representa la antorcha”, explicó el artista.
Inmersos en el mundo de Sebastián
En entrevista para Verest Magazine, Sebastián nos platicó sobre sus inicios en el arte, donde su madre, Soledad Carbajal González, logró despertar la sensibilidad artística del camarguense, quien asegura haber desarrollado un concepto claro de qué era la escultura y la pintura como obra desde que tenía 5 años de edad.
Encantado por la geometría, comenzó a profundizar sobre la rama de la ciencia euclidiana. Primero de libros como las ‘Lecciones de Durero’; luego descubrió a Lobachevski, Gauss y Voley, tres genios matemáticos de quienes estudió acerca de la cuarta, quinta y N dimensión.
“Ahora trabajo geometrías complejas, curvas que se resuelven de otra manera. Yo tomo un modelo matemático, lo observo y lo convierto en un modelo escultórico para que las personas lo vean y se emocionen. No hay más pretensión de que sea una escultura, y no es que sea un modelo matemático, pero sí parte de la esencia y percepción de un modelo matemático”.
Renovación e interpretación
En este sentido, el artista nos comparte que todas las piezas, a lo largo de sus 56 años de carrera, han sido un reto constante. Tal es el caso de la pieza Tsuru en Japón; donde el artista crea la primera versión escultórica en el mundo de un haiku, poesía japonesa que consiste en un poema breve escrito en tres versos de cinco, siete y cinco sílabas, respectivamente, para decir GARZA.
“Primero tracé una esfera, la corte en 5, 7 y 5, la desgajé y la convertí de nuevo y tomó una forma de curvas complejas que comenzaron a ser las alas de la garza. Luego estiré la forma e hice la pata de la garza tocando el agua, jalé una forma pegada a la pata que es el pico de la garza.
“El poema es que la garza mete su garra en el plumaje, la esconde y no se tiene que ver más que una pata, y la otra pata escondida con el pico en el agua, lo demás es que revolotean sus alas”.
Con Esencia Política
Las alegorías y los mensajes en las piezas sin duda llenan, a quienes las aprecian, de gran sentido y orgullo por su historia. La X en Ciudad Juárez, Chihuahua es un ejemplo de este lenguaje: abstracto con esencia profunda.
“Esta obra tiene un mensaje político sobre qué es México. Quienes somos, por qué está en la frontera y a quién le está diciendo: aquí estamos.
Para apreciar la X hay que remontarse en la historia. Benito Juárez, movió la República hasta la frontera en Ciudad Juárez; este sitio fue la capital del país en un tiempo; ahí el Benemérito de las Américas se refugió en el desierto.
“En esa época, los españoles escribían México con J en lugar de X, castizamente en castellano, pero México con J para nosotros es feo, no es bonito; entonces Don Benito dijo: ‘al sonido de la J vamos a ponerle X, porque es el sonido de las lenguas primigenias de nuestro país, entonces México se debe de escribir con X’.
“La X lleva también un significado de mestizaje, está armonizada y trazada en una forma tal, que si conoces las culturas aztecas y el calendario azteca, ves la representación del Nahui Ollin, los 4 rumbos del universo. Entonces en el trazo meto las serpientes, nada más como símbolos, que son dos ruedas de las serpientes que protegen el centro en donde está el dios del Sol.
“Si tú haces una disolvencia sobre la X de una imagen del calendario azteca y llevas a los puntos que lo rodean todo cabe en la representación, en las ruedas en los rumbos del universo, parece como si fuera sacado de ahí. Es la X ancestral, es la X de Benito Juárez y es la X de Ciudad Juárez, es para todos”.
Pero esta entrevista no concluye aquí
Desde revistas de arquitectura, arte, guías turísticas, libros, hasta tutoriales en plataformas web o posteos en redes sociales; las brillantes piezas escultóricas de Sebastián captan la naturaleza y el carácter de las personas, quienes con afecto adoptan las obras en sus vidas llevando el trabajo del artista a trascender generaciones.
Adéntrate por completo en el maravilloso mundo de Sebastián, un escultor que ha recorrido el mundo con sus obras, donde la geometría y el arte se encuentran. La entrevista, así como otras historias las encuentras en la edición de enero de nuestra Revista
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