Chichén Itzá es el principal sitio arqueológico de la civilización maya en Yucatán, por ello, al ser admirador de dicha cultura por su conocimiento en astronomía, astrología, arquitectura, numerología, matemáticas y agricultura, en mi más reciente viaje por la península visité dicho lugar.
La ciudad fue fundada en los años 500 d.C, por los chanes de Bacalar, quienes después se llamaron itzáes y más tarde cocomes. Al principio del posclásico (desde el año 900 hasta el 1500), el sitio era el principal centro de poder en la península.
Reconocimiento a toda una civilización
Debido a su importancia, dicho vestigio es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1988. Además, en 2007, la Pirámide de Kukulcán fue reconocida por millones de votantes internacionales como una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno.
Para visitar dicha zona arqueológica, la noche anterior me hospedé en El Mesón del Marqués (del cual hablaré en otra ocasión), un hotel cuatro estrellas en el centro de Valladolid, el aclamado Pueblo Mágico a 40 minutos de Chichen Itzá.
Normalmente, la entrada al sitio arqueológico, ubicado en Tinum, Yucatán, cuesta casi 500 pesos para turistas extranjeros y 210 para mexicanos, pero fui en domingo, día en el que es libre para los nacionales.
Otra ventaja que tuve fue que llegué poco antes de las 9 de la mañana y pude entrar rápido y no encontrar mucha gente debido a que la mayoría de los visitantes, sobre todo los extranjeros, llegan después de las 10 en sus respectivos tours.
Tras caminar unos 300 metros desde la entrada por un pasillo lleno de guías y comerciantes, llegué a la primera y máxima atracción: la Pirámide de Kukulcán, misma que fungió para adorar a dicho dios que era la representación maya de Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada.
Pirámide de Kukulcán y el equinoccio
De cuatro lados, cada uno de 55.5 metros, con una altura de 24 metros, que tiene en la cúspide un templo cuadrangular. Cada lado de la pirámide tiene una escalera de 91 peldaños, es decir, 364 y uno más que conduce al edificio superior: 365 escalones, uno por cada día del año.
A los pies de la escalinata norte, hay dos cabezas de Kukulcán y ahí se proyectan las sombras de las puntas de cada nivel de la pirámide, lo que simula el cuerpo de la serpiente bajando para unirse a las cabezas. Ello, en los equinoccios del 21 de marzo y del 21 de septiembre, es decir, al inicio y fin de las lluvias para la agricultura.
Además, al colocarme a 50 metros al frente de la misma escalera y aplaudir, se produce un efecto acústico en una de las entradas del templo superior que asemeja al sonido de un Quetzal.
En 2017, el equipo del Gran Acuífero Maya inició investigaciones para encontrar entradas al cenote bajo la pirámide descubierto en 1997 por las Universidades de Minnesota y San Francisco, lo cual fue confirmado en 2015 por el Instituto de Geofísica de la UNAM con resonancias magnéticas.
Juego de Pelota
Era un ritual sagrado que representaba la pugna entre la luz y la oscuridad. La cancha de Chichén Itzá es amplia e imponente, con dimensiones de 120 metros de largo y 30 de ancho. Ahí, los jugadores tenían que meter con las caderas o antebrazos una pelota de hule macizo por un aro de piedra, ubicado a 7 metros de altura. Al estar ahí, no dejé de imaginarme un partido en el que, incluso, yo era parte.
El Cenote Sagrado
Chichén Itzá significa en maya «boca del pozo de los itzáes», en referencia al Cenote Sagrado, que se encuentra a otros 300 metros de la pirámide sobre una vereda de piedras blancas y que se consideró una de las entradas principales al inframundo, la residencia de sus dioses.
Es un pozo circular de cerca de 60 metros de diámetro, con paredes verticales que miden unos 15 metros de altura desde el nivel del balcón, donde fue apreciado por los turistas que lo visitamos, a la superficie de agua, la cual tiene 13 metros de profundidad.
De acuerdo con algunas investigaciones, el cenote fue utilizado para hacer sacrificios animales y humanos, como tributo a sus dioses, a quienes también arrojaban cerámica y joyas, como parte de ofrendas y rituales religiosos.
Caracol de chichén
El Observatorio de Chichén Itzá, también conocido como el Caracol debido a la forma de sus escaleras. En sus paredes se observan huellas de manos de quienes construyeron el edificio, además de marcas de las posiciones del sol y la luna. Ahí, los mayas consultaban los fenómenos astronómicos.
Conjunto de las mil columnas
Finalmente, el Grupo de las Mil Columnas es un conjunto de templos y edificios rodeados de columnas de piedra, parecidas a los Atlantes de Tula, que se posan sobre las áreas verdes. En dicha zona se encuentran, en la parte alta, el Templo de las Mesas y el Templo de los Guerreros.
Lo que debes saber
- Horario: Lunes a domingo de 8:00 a 17:00 h
- Costo: $210 mexicanos | $497 extranjeros
- Aforo permitido: 3,000 personas, en grupos de 10
- Dónde: Se localiza a 115 km de la ciudad de Mérida, Yucatán, tomando la carretera No. 180 hacia el poblado de Piste, del cual dista 2 km el sitio arqueológico.