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Vendimia 2025 en Sala Vivé: entre vides, cava y el ritmo de Los Ángeles Azules

Hay festividades que, como un sueño recurrente, aguardan su momento para desvelarse. En Querétaro, entre hileras de vid y el aire que guarda secretos, la Vendimia 2025 en Sala Vivé by Freixenet México se presentó como una sinfonía de sabores. La celebración de la cosecha reunió vino, gastronomía y una banda sonora inolvidable. Todo ello en un entorno único, con una cava subterránea de 25 metros que resguardaba su magia.

Este año, el reconocido viñedo ubicado en Ezequiel Montes abrió sus puertas a visitantes de todo el país. Los asistentes vivieron una jornada que combinó recorridos enológicos con la esencia de la cocina local. Hubo catas dirigidas, y un concierto inolvidable. Los Ángeles Azules fueron el cierre estelar, un contraste inesperado.

La promesa de la profundidad: Un viaje donde el tiempo descansa

Uno de los grandes atractivos del evento fue el acceso a la cava subterránea de 25 metros, un verdadero laberinto de piedra. Este espacio, pilar de la bodega Sala Vivé, fue concebido para el reposo ideal del vino espumoso. Permitió a los asistentes descender a las entrañas de la tierra, donde el tiempo mismo parece detenerse. El silencio se vuelve protagonista, mientras la temperatura constante y la oscuridad guardan la esencia del vino. Es un proceso casi místico, donde cada etiqueta madura en un abrazo perfecto.

Durante los recorridos guiados, sommeliers y enólogos compartieron los procesos de vinificación. Revelaron desde la selección manual de la uva hasta el tradicional método de fermentación en botella, una tradición que se respeta. Los visitantes degustaron espumosos, rosados y vinos tintos. Muchos de ellos han sido premiados a nivel nacional e internacional, un orgullo palpable.

Sala Vivé

El banquete de la tierra: Sabores que maridan con el alma

La oferta culinaria elevó la experiencia, a la altura de los vinos más exquisitos. Varios chefs y productores regionales ofrecieron una selección de platillos pensados para maridar con las etiquetas de Sala Vivé. Había paella recién servida, quesos de rancho que hablaban de su origen. También se ofrecieron tacos con cortes seleccionados y postres artesanales. El recorrido gastronómico complementó a la perfección la experiencia del vino, un festín para los sentidos.

Entre copa y copa, el público disfrutó de música en vivo, llenando el aire con melodías. Encontraron zonas de picnic, espacios con sombra entre los viñedos, y actividades para todas las edades. El ambiente era relajado, elegante y festivo. Era ideal para descubrir y redescubrir los sabores profundos de la región.

El compás que une mundos: Cumbia entre vides

Al caer la noche, el aire se transformó. El ambiente cambió con la llegada de Los Ángeles Azules al escenario, un giro inesperado. La explanada del viñedo se llenó de energía con sus clásicos que ponían a todos a bailar. «El listón de tu pelo», «Cómo te voy a olvidar» y «Nunca es suficiente» fueron el pretexto perfecto. Crearon un contraste encantador entre la cultura del vino y la música popular mexicana, una dualidad fascinante.

El equilibrio entre una producción vinícola de alto nivel, una hospitalidad genuina y un entorno natural sin igual, convirtió esta jornada en una vivencia auténtica. Fue una celebración que honró a la uva, a la tierra. Y también a todos quienes disfrutan compartir esa magia, un brindis por la vida.

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