Bienvenidos, viajeros sibaritas, a esta cata íntima en la que descorcharemos una porción de la historia vinícola de España. Hablar de Compañía Vinícola del Norte de España, o CVNE, es remontarnos a 1879 y a un par de hermanos visionarios.
Eusebio y Raimundo Real de Asúa dejaron Bilbao con rumbo a Haro, en la Rioja, sin saber que su viaje por salud terminaría en un legado mundial. Aquel atrevimiento fundó una de las bodegas más icónicas, cuyo espíritu se ha mantenido inquebrantable a lo largo de cinco generaciones familiares.


La travesía que se bebe y se siente
La familia fundadora supo leer el mapa de su tiempo y, ante la crisis de la filoxera en Francia, vieron la oportunidad de proyectar el vino riojano más allá de sus fronteras, una visión de altura. Décadas después, esa tenacidad se transformó en una internacionalización que hoy abarca ocho bodegas en las denominaciones de origen más prestigiosas del terruño español. Este portafolio diverso es un manifiesto de estilos y matices, una invitación a recorrer España sin levantarse de la mesa.
Cada botella suma una parada esencial en esta ruta vitivinícola, desde el corazón de Rioja hasta las Rías Baixas, con su albariño fresco. El lema que nos guía es certero: CVNE es el vino que no falla, porque ha sido testigo de más de un siglo de celebraciones inolvidables. Siempre hay una etiqueta que sella el momento con esa nota de autenticidad que solo el buen vino ofrece.


Iconos de un brindis perpetuo
Si de iconos se trata, Cune Crianza se ha ganado a pulso el título de ser el vino más vendido de España en valor, un tinto que la gente prefiere. Monopole, registrado desde 1915, mantiene su corona como el blanco más antiguo del país, un clásico que sigue marcando pauta en los paladares actuales. Por otro lado en las Rías Baixas, La Val rescata la frescura vibrante del albariño gallego, un tesoro marítimo. Esta amplitud es el secreto mejor guardado de la compañía.
La diversidad de CVNE permite que exista un vino para cada ocasión, adaptándose con elegancia al brindis más informal o a la mesa más exigente. Viñedos del Contino, por ejemplo, representa el concepto de single vineyard, ofreciendo vinos con una identidad única y palpable de finca. Mientras tanto, en la Ribera del Duero, Bela captura la esencia de los viñedos de Villalba, y Roger Goulart honra la tradición centenaria del cava catalán. Esta amplitud es el secreto mejor guardado de la compañía.

Legado y compromiso sustentable
El verdadero as de la bodega es su habilidad para evolucionar sin perder esa esencia de linaje, demostrando un compromiso ejemplar con la tierra que los sustenta. CVNE fue pionera en Rioja en unirse a International Wineries for Climate Action y mantiene ambiciosos planes de sostenibilidad para el futuro.
El compromiso con el legado va más allá de la botella, extendiéndose a la restauración de edificios históricos como el Castillo de Davalillo, una joya del siglo XIII. Con la quinta generación al mando, la Compañía Vinícola del Norte de España sigue escribiendo una historia de vinos con alma y para todos los momentos de la vida, un auténtico viaje en copa.
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