«Siempre tendremos París», una frase icónica de la cinematografía que escuchamos por primera vez en la película Casablanca, del año 1942, es tan cierta. Esta ciudad sin duda resalta por su gran gastronomía, sus expresiones artísticas, culturales y de la moda, y por supuesto por su arquitectura.
Conforme recorres sus calles en ningún momento pasarán desapercibidos sus impresionantes edificios que pueden ser de estilo Gótico, Art Decó, Art Nouveau que fue el estilo principal de la Belle Époque, o incluso arquitectura Haussmaniana.
Un recinto para la música
Y justamente, hoy te hablaremos de la Ópera Garnier, un edificio que fue construído por el arquitecto Charles Garnier, y supervisado por el barón Haussman a petición de Napoleón III como parte de las transformaciones urbanísticas que le quería hacer a la ciudad de París.
Se inauguró en el año de 1875 y oficialmente se llamó Academia Nacional de Música-Teatro de la Ópera, en 1978 lo nombraron Teatro Nacional de la Ópera de París, y 11 años más tarde, luego de que la Compañía de la Ópera se trasladara al Teatro de la Bastilla, la sede original recibió el nombre de Palacio Garnier.
Durante el evento de inauguración se presentó el tercer acto de la ópera La Juive, de Halévy, y extractos de la ópera Les Huguenots, de Meyerbeer. Además, la compañía de ballet presentó un divertimento que consistía en la escena de Le Jardín Animé de Joseph Mazilier.
En su interior, se observan columnas y estatuas que representan deidades de la mitología griega, así como también hay bustos en bronce de compositores como Mozart y Bethoven. Alrededor de l candelabro central del auditorio, que pesa 6 toneladas, tiene una pintura del año de 1964, elaborada por el gran Marc Chagall.
Tiffany: piedras preciosas en movimiento
En la actualidad continúa como un edificio emblemático en la también llamada ciudad de la Luz y por ello, es que el artista parisino Paul Rousteau y la marca de joyería Tiffany & Co. intervinieron las emblemáticas fachadas de este sitio icónico, desde el 25 de septiembre y durante todo el mes de octubre, con una imagen del anillo Sixteen Stone, firmado por el diseñador Jean Schlumberger.
Esta joya emblemática de la marca se diseñó en la década de los 50, está decorado con dieciséis diamantes de la mayor pureza engastados en los icónicos puntos de cruz de oro. Para su creador, cada punto de cruz significan la manera en la que se entremezclan la moda, el arte y la artesanía. Además, en 1955 el propio Schlumberger dijo: «intento hacer que todo parezca irregular, impredecible, orgánico, en movimiento».
Y quizás se pregunten por qué es tan importante este edificio para Tiffany pues en el año de 1910, hace ya más de un siglo, la compañía abrió su primera tienda en París, en Place de l’Ópera, justo en frente de la Ópera Garnier, podríamos decir que es un regreso a sus raíces.
Por supuesto, para Rousteau esta invitación significó un gran reto, pero tenía claro una cosa, tenía que representar el movimiento, el baile. «La fachada de la Ópera, orgullosa, rica e imponente, baila, libre y luminosa, entorno a un anillo sagrado. Este anillo, con sus poderes mágicos, magnetiza el monumento más hermoso de París», dijo.
Y bueno, como no hay nada mejor que vivir la música, se estará presentando la ópera Lohengrin de Richard Wagner, hasta el 27 de octubre.
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