Hay ciudades que celebran su historia con discursos largos, otras con monumentos fríos o placas de bronce olvidadas al sol. Pero hay puertos como Manzanillo que prefieren levantar un vaso, brindar con espuma dorada y dejar que el mar cuente lo que pasó. Porque aquí la historia no se escribe con tinta, sino con sal, arroz y lúpulo. Una cerveza conmemorativa para festejar 200 años de vocación marítima. Porque desde 1825 este puerto no ha dejado de mirar al horizonte.

La receta es clara: Agua limpia, arroz como homenaje al Galeón de Manila y malta ligera. Lo que da por resultado un cuerpo transparente que recuerda las tardes lentas frente al Pacífico y un final que no deja palabras, solo la necesidad de otro sorbo. La Cervecería de la Costa entendió que para hablar de Manzanillo había que hacerlo con respeto y con alegría, por eso esta Rice Lager, podría definirse como un retrato líquido de lo que significa vivir junto al mar y con esta cerveza tendrás siempre un recuerdo embotellado de Manzanillo.
Caminas por el malecón, el sol ya se escondió, la cerveza fría en la mano, a lo lejos el murmullo de un barco que parte, la brisa levanta memorias, pescadores contando historias de langostas imposibles, familias que vuelven cada verano, parejas que se prometen algo al ritmo de las olas, la cerveza no interrumpe, acompaña, marida con aguachiles, con tacos de marlín, con ceviche colimote, con zarandeado, con vida.
En cada trago cabe un siglo, en cada burbuja, una travesía. Manzanillo celebra 200 años como se debe, con sabor, con historia e identidad y tú puedes ser parte. Solo tienes que dejar que el vaso se enfríe, que la cerveza hable por sí sola, que la costa te cuente lo que ningún libro podrá decirte. Porque hay puertos que nunca duermen y hay aniversarios que saben a mar.
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