El desierto de Arizona tiene una manera peculiar de cautivar a los viajeros. Sus caminos se convierten en un susurro, un murmullo que se arrastra en el viento caliente y se filtra a través de las cactáceas que se estiran hacia el cielo. Llegamos a Scottsdale. En este sitio se percibe una atmósfera más cosmopolita, pero con toques sutiles campiranos, como si se escondiera a plena vista entre sus montañas ocre.
El Fairmont Scottsdale Princess, sería nuestro cómplice por los siguientes días, un auténtico oasis de lujo y bienestar. De un estilo totalmente diferente a lo que vivimos en Ambiente, pero con un encanto que sólo los grandes resorts pueden ofrecer.
Desde nuestra ventana, las montañas se extendían más allá del horizonte, en tonos dorados y ocres, interrumpido sólo por las siluetas de palmeras que se mecían con suavidad en el viento. El hotel, con su arquitectura que mezcla lo clásico con lo contemporáneo, es un refugio que invita al descanso, pero también despierta la curiosidad, como una historia contada en susurros, esperando ser descubierta.
Spa Weel & Being es uno de los mejores spas del mundo que hemos experimentado, tanto por sus instalaciones como su personal, en verdad un imperdible, por otro lado su restaurante Bourbon Steak de Michael Mina Restaurant fue la punta de lanza para darnos cuenta de la magnificencia de la escena gastronómica que Scottsdale ofrece.
Semillero gastronómico
Tucson, fue la primera ciudad en Estados Unidos en ser designada Ciudad Creativa de la Gastronomía por la UNESCO, que a partir de ahí, el estado se convirtió en un semillero de chefs consolidados, ganadores del premio James Beard, como es el caso de la chef Charleen Badman y el restaurante FNB uno de los favoritos del barrio desde su apertura en 2009.
No está de más remarcar en el buen comer el utilizar ingredientes nativos y aquí no es la excepción, así como aprovechar el crisol de culturas que ofrecen sus diversas cocinas o esa búsqueda por realizar y enaltecer sabores del mundo.
Farm & Kraft es una opción exquisita que puedes visitar para un desayuno o almuerzo con mucho sabor y de manera saludable. Hush Public House se convertirá en uno de tus sitios favoritos que quisieras tener a la vuelta de la esquina de tu casa cuando vuelvas. Una locura la mezcla de sabores inimaginables que logra el chef Dom Ruggiero.
Volemos alto
En la mañana siguiente, antes de que el sol se levantara por completo, nos encontramos subiendo a un globo aerostático, Rainbow Ryders es la encargada día a día, si el tiempo lo permite, de tener una perspectiva diferente de Arizona. Cuando menos te das cuenta, estás flotando en un vacío de aire y luz en una canasta de mimbre que pareciera demasiado frágil para la inmensidad del cielo.
Pero mientras nos elevábamos, el mundo se hizo pequeño, y el desierto se despliega bajo tus pies como una alfombra de tonos cálidos. Los cañones, las montañas, el río serpenteante se entrelazan en un mosaico de naturaleza y civilización. Desde esa altura, el silencio es total, interrumpido sólo por el ocasional rugido del quemador del globo.
De vuelta en tierra y después de un almuerzo, ducha y descanso, nos dirigimos al Taliesin West, un lienzo en blanco que vislumbró el arquitecto Frank Llod Wright en las colinas afuera de la ciudad, un complejo arquitectónico cuyo trazo se basó en las líneas horizontales del paisaje, en el arte nativo y el cuerpo estilizado de las serpientes y reptiles de la región, que por cierto está inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, el lugar ideal para amantes de la arquitectura.
Un paraíso enológico
Antes de comer, recomendamos visitar algún tasting room como Merkin Vineyards, Arizona Stronghold o como nosotros lo hicimos en Wine Collective, un santuario para los amantes del vino que parecía un refugio secreto escondido entre las cactáceas y las rocas rojas.
Rodeado de botellas que contenían el alma y trabajo de los enólogos de Arizona, cuyos pilares son la sostenibilidad y en donde podrás probar etiquetas donde destacan cepas españolas, francesas e italianas cultivadas en regiones como Verde Valley, así como Sonoita y Wilcox, expresiones de las tierras altas y salvajes del suroeste.
Los sabores de la uva, nutrida por el sol implacable de Arizona, parecían llevar consigo las voces de los viñedos, susurrando leyendas de cosechas pasadas y promesas de futuras vendimias.
Esta Historia no concluye aquí
Espera nuestra próxima entrada en la que te seguiremos platicando de la gran experiencia que vivimos en Arizona, que va más allá de sólo el desierto.
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