Hasta hace unos días, reflexionando sobre cómo planeamos un viaje notamos algo curioso: después de elegir el destino, lo primero que hacemos es buscar el hospedaje. A partir de ahí, armamos el itinerario. Sin embargo, en una charla con Regina Gavito, directora de Expo Glamping, nos recordó que quizás deberíamos empezar al revés, primero pensar en las experiencias que queremos vivir… y luego buscar ese rinconcito que será nuestro hogar temporal.
Por supuesto, el glamping fue el tema central de esta conversación. Esta forma de hospedaje, que combina la comodidad y el contacto directo con la naturaleza, cada vez gana más terreno en las preferencias de los viajeros.
Como dato interesante, Regina nos compartió que es en Baja California, Baja California Sur, Yucatán y Quintana Roo donde el glamping ha crecido con más fuerza. ¿La razón? Los increíbles escenarios naturales y las actividades que puedes realizar ahí: desde deportes al aire libre, hasta experiencias de lifestyle como recorridos por viñedos o haciendas históricas.
Pero más allá del lugar, lo que buscan quienes eligen esta forma de hospedaje es una experiencia de conexión auténtica, algo que se aleje de la rutina, incluso de lo habitual en un hotel, y permita reconectar con lo esencial. En todo esto, hay un elemento que no se puede dejar de lado, el cuidado del entorno en el que se encuentra, así que platiquemos al respecto.
Entre fogatas, confort y conciencia ecológica
Y es que es un hecho que acampar puede ser cómodo, chic y sustentable, que es lo que ocurre en el glamping, pero hay un elemento clave en todo esto: el cuidado del entorno.
En este sentido, Regina hizo hincapié en que «el glamping es el único tipo de hospedaje que de no cuidar la naturaleza y la comunidad alrededor de él, el negocio se muere; como misión principal debe proteger el espacio en el que se encuentra».
Aunque el objetivo principal de un glamping es desconectar, también podemos contribuir al desarrollo social del lugar donde se ubica: consumir local, convivir con la comunidad, respetar su cultura. Pensemos que en nuestro país la diversidad cultural es enorme, y convivir con la comunidad que está a tu alrededor es ayudar también al desarrollo de ese lugar consumiendo lo local, también este modelo es un negocio.
Glamping: más que tiendas bonitas
Sin duda alguna este es un negocio en auge que exige corazón, visión y calidad, pues detrás de todo este ecosistema ‘glampero’ debe de existir una estrategia, diseño y mucho profesionalismo para que realmente sea no sólo algo atractivo para el turista, sino para el empresario, que sea un modelo rentable, porque sin duda ofrecer descanso requiere de un trabajo bien pensado.
Regina nos contó que muchos glampings nacen porque alguien hereda un terreno y decide transformarlo en un proyecto turístico. Y claro, la idea es viable, pero requiere planeación: ¿cómo conseguir servicios básicos en una zona remota?, ¿cómo minimizar el impacto ambiental?, ¿qué materiales usar?, por mencionar algunos aspectos.
En el glamping cada detalle cuenta e importa por igual. La cadena de proveeduría también importa: elegir productos locales, ecológicos y sostenibles puede marcar la diferencia.
En Expo Glamping que será del 25 al 27 de junio, en Las Estacas, Morelos, se tendrá la posibilidad de estar en contacto con expertos que, por un lado, platicarán sus experiencias en términos de hospitalidad, pues se tendrá la participación de ponentes de talla internacional inmiscuidos en el ámbito de la hotelería, pero también estarán presentes diversas empresa que podrían ayudarte a acondicionar tus espacios de la mejor manera y así generar una experiencia que valga la pena contar y recomendar.
Una actividad para todos
Lo mejor del glamping es que no tiene etiquetas, es para todos aquellos que buscan escribir en su diario de viaje una serie de nuevas aventuras pero sin dejar de lado el confort. Es para quien viaja con amigos, en pareja, en familia o incluso solo. Ideal para todos aquellos que quieren conectar, desconectar o reconectar sin complicaciones.
Perfecto para aquellos que disfrutan dormir con el sonido del bosque y despertar con el canto de las aves, pero también para los que no viajan sin su cafetera eléctrica. Es tan diverso que hay opciones que van desde lo rústico, hasta el lujo total.
Para Regina Gavito, el glamping «se vuelve una recarga de energía, es de los pocos hospedajes que al regresar del viaje no dices ‘necesito vacación de la vacación’; se trata también de abrazar la experiencia, siempre la naturaleza nos sorprende con cosas raras y es un poco ir a abrazar lo que suceda, desde si te llueve hasta si el mapache se robo tu comida, es la manera en la que vives esos momentos».
Esta tendencia llegó para quedarse, más ahora que estamos en un mundo que busca reconectar con la naturaleza; el glamping se perfila como una experiencia atractiva para viajeros pero también para emprendedores. Es una muestra clara que la sustentabilidad, el estilo y la aventura pueden ir perfectamente de la mano.
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