Puebla se prepara para brillar de nuevo este verano, una promesa de asombro. De junio a agosto, sus antiguos bosques se transforman en el escenario de un espectáculo. Se trata de uno de los fenómenos naturales más cautivadores de México: el avistamiento de luciérnagas, una vivencia inolvidable para todo amante de la naturaleza. Esta maravilla, impulsada por la Secretaría de Desarrollo Turístico, se despliega en rincones únicos de la Sierra.
También se manifiesta en las faldas de los majestuosos volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl. Lugares como los Pueblos Mágicos de Tlatlauquitepec y Zacatlán aguardan. Lo mismo ocurre con los municipios de Santa Rita Tlahuapan, San Salvador El Verde y Tochimilco. Cada sitio ofrece la oportunidad de ver miles de diminutas luces danzando en la oscuridad. Además, permite vivir una escapada que fusiona aventura, descanso y una gastronomía local que deleita.
Una noche que enciende el corazón: Encuentro con la luz efímera
Observar luciérnagas es una experiencia que toca el alma, dejando una impresión duradera. Se recorren senderos húmedos bajo el manto de la neblina que desciende suavemente. Mientras, pequeños destellos verdes encienden y apagan su brillo al ritmo de la naturaleza. En Tlatlauquitepec, incluso puedes admirarlas desde una lancha, navegando por la presa de La Soledad. Rodeado de montañas cubiertas de niebla, el paisaje es de ensueño.
En Santa Rita Tlahuapan, más de quince ejidos resguardan este tesoro natural con gran esmero. Cuentan con el apoyo de la Policía Turística Estatal, garantizando una experiencia segura. Además, promueven el respeto por el ecosistema, un compromiso fundamental.

Más allá de los destellos: Aventura, sabor y conciencia natural
La temporada es ideal para redescubrir la riqueza natural de Puebla, una invitación a la exploración. Después del espectáculo de luces, puedes sumergirte en el senderismo entre montañas imponentes. También puedes lanzarte por tirolesas que ofrecen vistas panorámicas. O practicar rappel, explorar en bicicleta, sintiendo la adrenalina en cada giro. Si prefieres algo más tranquilo, hay cabañas acogedoras para descansar.
Puedes acampar bajo un cielo estrellado en centros ecoturísticos bien equipados y a precios accesibles. La gastronomía es otro de los grandes atractivos de esta región, un deleite para el paladar. Imagina terminar el recorrido con una trucha fresca recién pescada. Disfruta de tlayoyos hechos al momento, mole poblano tradicional, tamales de la región o un atole caliente. Mientras tanto, compartes historias entrañables frente a una fogata crepitante.

Un compromiso luminoso: Turismo que nutre a la comunidad
Este producto turístico se ha convertido en un ejemplo palpable de turismo responsable y comunitario. Ejidatarios, guías locales y familias enteras colaboran para ofrecer una experiencia auténtica y sustentable. Por eso, te piden seguir algunas reglas de oro para proteger este mágico entorno. Usa ropa abrigadora e impermeable, no uses linternas ni flashes. Camina en silencio y siempre contrata guías certificados, su conocimiento es invaluable.
Cada paso que das contribuye a proteger a las luciérnagas y su delicado hábitat natural.
Planea tu próxima escapada. Si buscas vivir la magia de la naturaleza, apoyar comunidades locales y reconectar con la sencillez de lo auténtico. La temporada de luciérnagas en Puebla es tu opción definitiva, un viaje que te transformará.
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