¿Recuerdas el aroma a tortillas recién hechas, ese chisporroteo de la leña, el calor envolvente del fogón? Muchos crecimos con esos recuerdos grabados en el corazón, una imagen entrañable. Sin embargo, detrás de esa postal existe una historia menos idílica que es importante conocer. El humo que daña los pulmones, bosques que lentamente desaparecen, toneladas de dióxido de carbono que alimentan el cambio climático. Hoy, gracias a organizaciones como ECOLIFE Conservation, ese pasado se transforma en un futuro más limpio y justo. Esto se logra sin perder nuestras raíces ni la conexión con la tradición culinaria de siempre.
Tecnología con alma, impacto con corazón
Desde 2017, ECOLIFE ha llegado a rincones del país donde la modernidad apenas asoma, pero el compromiso resalta. La dedicación con el entorno y la vida es profunda, una convicción arraigada en la gente. ¿Su fórmula para lograr este cambio positivo? Una poderosa mezcla que combina varios elementos.
Se trata de estufas eficientes, talleres en escuelas rurales, alianzas que generan un impacto medible y real. Aquí no hay soluciones mágicas ni discursos vacíos que se desvanecen en el aire, todo se construye. Cada acción se edifica con las manos, el corazón, y con la evidencia que respalda cada paso dado.
Con su Proyecto Tsasú, palabra mazahua que significa “proteger”, han instalado casi quince mil estufas limpias. Estas permiten cocinar sin ahogarse en humo, mejorando la calidad de vida de las familias beneficiadas. Reducen a la mitad el consumo de leña, evitando la emisión de más de 128 mil toneladas de CO₂ a la atmósfera.
Eso equivale a quitar de circulación decenas de miles de autos, un impacto gigantesco para el planeta. ¿Y lo mejor de todo este proceso? Cada familia gana salud, tiempo, incluso oportunidades de negocio antes impensables. Como Teresa, quien cambió su fogón por una estufa eficiente, abriendo un camino distinto. Hoy ella tiene su propio negocio de tortillas, un ejemplo de empoderamiento.
Sembrando conciencia, cosechando futuro
Pero no todo se trata de cocinar y mejorar las condiciones domésticas. Con el Proyecto Amamba Echeri, ECOLIFE ha sembrado la semilla. Han cultivado el amor por la naturaleza en casi seis mil niños y niñas de ochenta y cinco escuelas rurales. Aprenden a separar residuos, respetar la biodiversidad y usar energía limpia en su día a día.
Proteger el planeta no es cosa de adultos ni de activistas urbanos, empieza con la educación desde temprana edad. Comienza con saber qué tirar y dónde, con entender que un árbol es mucho más que sombra. Que la Tierra es, como su nombre purépecha lo dice, nuestra “madre”, un ser que debemos cuidar.
En un mundo donde muchas marcas proclaman su amor por el planeta, ECOLIFE ofrece una vía. Brinda una forma real de contribuir a la causa, con créditos de carbono certificados y transparentes. Genera impacto en siete objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, un compromiso global y verificable. Sus alianzas no son donaciones pasajeras, sino compromisos sostenibles con las comunidades a largo plazo.
Aquí la meta es co-crear un futuro mejor, no simplemente dar regalos sin involucración. Las comunidades locales no son receptoras pasivas, sino protagonistas activas de su propio cambio.


Una estufa, una historia: la esperanza de un mundo mejor
ECOLIFE nos recuerda que cuidar al planeta es una necesidad urgente, no un lujo pasajero o una moda. Es una oportunidad hermosa para reconectar con lo que somos, con nuestra esencia como seres humanos. Es volver a cocinar juntos, sin humo que nos asfixie. Sembrar conciencia en los más pequeños, construyendo un legado. Unir esfuerzos, conocimientos y corazones por un mundo más justo, más equitativo para todos. Porque sí, salvar ecosistemas también es salvar vidas, es construir un futuro.
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