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La colonia Juárez, ese rincón de la Ciudad de México donde lo tradicional y lo contemporáneo cohabitan en una suerte de simbiosis urbana, nos extendió una invitación que pone contenta el alma.
Nos dirigimos a un espacio que prometía algo más allá del humo y los espejos, un lugar pequeño pero acogedor, entramos a la Fábrica de Humo. Fue como cruzar el umbral hacia una dimensión paralela donde los límites de la gastronomía están hechos para romperse, no por el espacio, sino por el ambiente y un distintivo orden de la cocina.
Al entrar, un coctel de Runneght nos recibió, como un embajador sin alcohol, pero lleno de sabor, un destilado de botánicos que evoca los sabores del vermut o la ginebra pero sin la embriaguez. Con notas de coco y lima, el destilado abrió un capítulo nuevo en nuestro paladar, preparándonos para el festín que estaba por venir.
Guiados por las manos hábiles del chef eslovaco Pavol Lachkovic, el ahumado se transforma en un lenguaje y una narrativa que da vida a los alimentos de manera poco común. Con técnicas que van desde el ahumado en frío de raíces europeas hasta el ahumado al vacío al estilo francés, cada platillo se convierte en una nueva página de este cuento sensorial.
Las opciones son un arcoíris de posibilidades: Tacos de Papada ahumada con Chimichurri Shezuan, el Pulled Pork de pastor que baila al ritmo de la tradición mexicana, un Suadero ahumado único y el exótico Taco de Espaldilla en aderezo Char Siu.
No hay que olvidar las opciones veganas, porque aquí la inclusión se sirve en la misma mesa: tacos de col ahumada y de soya, todos enriquecidos con salsas hechas por la casa, que no escatima en creatividad; ingredientes como semillas y aceites de oliva intervienen en el escenario, añadiendo un toque único y memorable a cada mordida.
Entonces, si la curiosidad y el apetito te arrastran hacia la colonia Juárez, busca la Fábrica de Humo. No es solo un restaurante una serendipia culinaria, un encuentro afortunado e inesperado que desafía la noción misma de lo que la comida puede ser. Aquí, cada mordida es una invitación, cada sabor es un destino.
Te invitamos a cruzar ese umbral a descubrir como nosotros, la magia del sabor que se esconde donde menos te lo esperas.
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