La niebla envolvía los majestuosos cables del Golden Gate cuando llegué esa mañana, como si el puente se vistiera de gala para un encuentro especial. Javier estaba un poco ansioso porque, cuando uno va a hacer fotos, prefiere los cielos azules a grises que matan los colores, sin embargo, esta niebla es diferente.
Había oído que en San Francisco, el arte no sólo se busca, sino que te encuentra en los momentos menos esperados, y esta vez no fue la excepción. A través de un amigo en común, había logrado coordinar una charla con Christian Squires, bailarín de la icónica ODC/Dance y diseñador de vestuario.
Christian, originario de Charleston, Carolina del Sur, me esperaba junto al mirador del puente. Su figura proyectaba mucha energía y excentricidad, pero a la vez calma y elegancia como alguien que entiende el equilibrio entre fuerza y sutileza, tanto en la danza como en la vida. Desde el primer instante, su presencia tenía esa aura magnética que uno asocia con el arte en su forma más pura.
El Golden Gate, con sus imponentes torres de 227 metros de altura, parecía un escenario digno de nuestra conversación. Inaugurado en 1937, este puente más que una hazaña de ingeniería, es un emblema de conexión y resiliencia. Sus cables, que en conjunto miden unos impresionantes 260,000 kilómetros, sostienen una estructura que ha soportado terremotos, vientos feroces y la niebla que lo abraza cada día.

Entre sinfonías, arquitectura y danza
Mientras hablábamos, Christian me compartió cómo su trayectoria ha sido tan diversa como el paisaje que nos rodeaba. Desde sus inicios con el Boston Ballet hasta su trabajo en la ODC/Dance, su carrera ha estado marcada por la búsqueda constante de la autenticidad. Más allá de bailar, ha diseñado vestuario para compañías de renombre como Post: Ballet y Grand Rapids Ballet, fusionando su amor por la moda y el movimiento en creaciones que cuentan historias visuales.
El puente, al igual que su trabajo, es un ejemplo de cómo lo monumental puede ser a la vez íntimo. Pocos saben que el icónico color naranja internacional fue elegido además de por su estética, por razones prácticas: garantiza visibilidad en la niebla. Además, su diseño incluye un sistema de amortiguación sísmica, lo que lo convierte en un símbolo de resistencia frente a la adversidad.
Después de una charla, salió el sol y por arte de magia la niebla se desvaneció, fue momento de realizar unas fotografías, y como si lo hubiéramos planeado, su outfit combinaba de maravilla con las mascadas de Pineda Covalin.

Al empezar el shooting pensé en que el Golden Gate era un bailarín más en sintonía con el entorno, como si los cables del puente se curvaran con el viento al unísono con la ropa de Christian. Su sonrisa delataba cierta conexión con el lugar. Sus movimientos están en armonía con la ciudad, el océano y el cielo. Es imposible no inspirarse aquí.
Encuentra el arte en lo cotidiano
San Francisco tiene esa capacidad única de combinar lo cotidiano con lo extraordinario. En cualquier rincón, puedes encontrar un músico, un pintor o, como en este caso, un bailarín que te recuerda que el arte es inherente a la vida misma. La ODC/Dance, con su enfoque experimental y profundamente humano, encarna ese espíritu, y Christian es una de sus mejores representaciones.
Ya sea que vengas buscando inspiración o simplemente te dejes llevar por el azar, en esta ciudad el arte siempre te encuentra, tal como nos ocurrió aquella mañana.
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San Francisco: Un lienzo de historias en movimiento

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