En la Ciudad de México, lo visible y lo oculto se entrelazan como los colores de una máscara de lucha libre. A plena luz del día, los rascacielos resplandecen con el brillo del sol mientras multitudes toman calles y los autos repletan avenidas.
Pero al bajar el volumen de los cláxones y el bullicio, se empieza a escuchar el pulso verdadero de la ciudad, ese ritmo que resuena en los barrios, donde las palabras son una llave que abre puertas y la comida callejera es un pasaporte directo al alma del chilango. Conoce el lado B de la CDMX.
En este artículo explicaremos más ese lado ‘defeño’ pero no tan lejano de esa otra parte muy ‘cedemequis’. No hace falta estar en Tepito, La Lagunilla o Iztapalapa para vivir algo auténtico, donde el lenguaje no sólo comunica, también divierte. En estas calles, el habla tiene sabor y picardía; cada conversación es un juego donde la rapidez mental se mezcla con el ingenio cotidiano.
Por otro lado comer en la calle es un acto sagrado, y cada mordida es una forma de celebrar la diversidad de sabores que solo esta ciudad puede ofrecer. Los barrios son una ciudad paralela donde el tiempo corre de otra manera, donde el reloj se mide en charolas de tamales vendidos y risas compartidas. Aquí, no importa si has recorrido el mundo; en estos rincones, lo más exótico puede ser una salsa bien preparada o la forma en que se dobla una tortilla para que no se caiga ni un gramo de carne.
Vive las entrañas de la CDMX
Y al caer la noche, cuando las luces de la Ciudad de México se encienden, otro ritual cobra vida en los barrios: la Lucha Libre. En la Arena México o la Coliseo, el público se congrega para ver algo más que una pelea. La Lucha Libre es el espejo donde se miran las batallas internas de quienes habitan la Ciudad de México, esa jungla de asfalto donde se lucha a diario por sobrevivir y destacar.
El lado B de la Ciudad de México, es lo más auténtico y puro que pueda existir, no está escondido, está en la superficie, esperando ser descubierto por aquellos que saben mirar más allá de los monumentos y las rutas turísticas.
Es el lenguaje que se aprende en la calle, la comida que se disfruta de pie en una esquina y la lucha constante que se vive tanto en el ring como fuera de él. Porque esta ciudad, con todo su caos y su belleza, es un teatro al aire libre, donde cada día se escribe una nueva historia con sabor a barrio, palabras filosas y máscaras que ocultan más de lo que revelan…. Todo esto se convierte en el lado B de la CDMX.
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Foto principal de Daniel Ayuso