Entrevista con Daniel Giménez Cacho, en la edición de febrero de la Revista de Verest Magazine

Teatralidades de Daniel Giménez Cacho

Se podría pensar que cuando se habla de viajar, es necesario tomar un avión, comprar un boleto de tren o llegar a una central de autobuses, pero realmente existen otras maneras de trasladarnos a lugares diversos, y una de ellas es a través del Teatro.

Cuando las luces se apagan y el silencio ocurre, las voces de los personajes en el escenario retumban en cada uno de los espectadores. Esa es la tercera llamada a abrocharse los cinturones del arte, para aventurarnos en un camino de expresiones y por supuesto, lleno de emociones.

Parte fundamental siempre serán aquellos que le dan vida a las historias, así es que platicamos con un grande de las artes escénicas: Daniel Giménez Cacho, actor, productor y director con una trayectoria muy prolífica, no sólo en México sino también a nivel internacional.

Para él, hacer teatro es el recordatorio de un ‘aquí y un ahora’, es hablar del presente, pero al mismo tiempo, es darte cuenta que “esto está pasando (la obra) y si tú no estás ahí no sucede; es muy revitalizante, te aterriza, te hace tener contacto contigo; es una lupa, en el teatro se ve todo lo que quieres que se vea, lo que no, lo que escondes, lo que pretendes, todo se ve, no puedes engañar al público”.

Mientras transcurría la charla, en las afueras del tan querido Foro Shakespeare, en la colonia Condesa, Daniel nos revelaba lo que le ha significado estar no sólo pisando un escenario y recibiendo las miradas curiosas del público, ávidas de sentir emociones diversas, sino cuando se es el director.

Daniel Jiménez Cacho

Dirigir desde la actuación

“En todo momento existe una energía que va circulando. Pienso que es una energía que baja, pasa por los actores, llega al público, y del público vuelve a regresar, es circular”. Justo eso es lo que le da esa vida a cada historia.

Por supuesto esto no es algo que suceda por arte de magia, hay todo un trabajo arduo. En este sentido, para Giménez Cacho que lleva en su haber cerca de 15 obras bajo su dirección, tiene claro que su labor cuando está en esa posición no es imponer su mirada, sino más bien ser ese vehículo para que los actores vivan lo que están actuando, lo que están leyendo en el guión, lo que les dice la historia.

“A mí lo que me importa como director es que ellos estén en sus caminos de búsqueda para que las historias estén vivas. A mí no me interesa que hagan lo que yo quiero, sino que yo haya sido un detonador, un facilitador de abrir puertas para que cada actor transite por caminos que son de ellos”.

De esta manera, dijo Daniel Giménez Cacho, se garantiza que los personajes cobren vida, porque los actores “están haciendo búsquedas propias, personales, no lo que les dijo el director, sin dejar a un lado que un texto jamás está terminado, siempre se está trabajando en él”, cada día que se presenta, que se estudia, que se repasan las líneas. “Eso es lo lindo de esto”.

Lo anterior además, nos habla de lo necesario que es salir de la zona de confort, de renovarse constantemente. “Me apasiona dirigir actores que estén buscando llegar más allá de lo normal, de los límites normales del realismo convencional, tratar de ir más profundo. Yo dirijo también desde ahí como actor”.

La complejidad la ponemos nosotros mismos

Pero esto también trae consigo el tema de la confianza. Si un actor, el director, o incluso el productor de una obra no cree en el proyecto o en sí mismo, difícilmente se transmitirá algo a los espectadores. Para el también ganador del premio Ariel la confianza es crucial en el mundo de la actuación.

“Nosotros somos nuestros propios enemigos en cuanto a la inseguridad que podemos sentir al interpretar, tú te pones tus límites, tú dices, ‘no es que yo eso no lo puedo hacer’”, pero el papel que se tiene cuando se es director es lograr crear un entorno en donde los actores se sientan cuidados y respetados.

Daniel Giménez Cacho, actor y director

Hay obras cuyos niveles de complejidad son considerables, y es ahí donde los retos se presentan, porque es luchar contra esos temores o fantasmas que a veces no nos dejan avanzar, pero cuando se consigue romper con ello “cuando se sale de esos estándares en donde ya te conocen, que tienes la seguridad de que lo harás bien porque lo sabes hacer, pero se trata de romperte en el escenario, eso es lo más gratificante”, aseguró sonriente Daniel.

Además, eso es algo que garantizará crecimiento, desarrollo. Aquí, de lo que se trata es que cada uno pueda darse cuenta de que aquello que en algún momento se creía imposible no lo es así, “porque tienes una idea de ti; de lo que se trata es que cada uno se tarde lo que tenga que hacerlo para construir un personaje”. Es decir, no hay por qué establecer tiempos específicos, sino que todo depende de uno mismo, de los objetivos que se tienen planteados y de lo que se quiere alcanzar, sin importar la edad que se tenga.

Complicidades actorales

En el escenario se crea una hermandad, una camaradería que cuando es verdadera se transmite, recordemos que como bien lo dijo Giménez Cacho, el teatro es energía que va y viene. Pero sobre todo, cuando hay temas que resultan complejos en el plano personal el trabajo es mayor, y esto, en palabras del actor “mostrar la vulnerabilidad nos hace más grandes, más humanos, eso derriba barreras, eso conecta con la gente, eso genera empatía”.

Cuando uno se encuentra en este mundo de las artes, refirió el también actor de películas como Herencia Maldita, Cronos, Profundo Carmesí, Sólo con tu pareja, Nicotina, Los Adioses y Bardo, es fundamental preguntarse el por qué se quiere ser actor.

“Cada quien tiene que saber para qué hace esto, es importante que nos hagamos la pregunta ‘¿para qué lo quiero hacer?’, para que te pongas en el lugar que corresponda. Si tú lo que quieres es perfeccionar tu oficio, conocerte a través de tu trabajo, profundizar, entonces el teatro es el lugar indicado”.

Retos personales y profesionales

Recientemente terminó la temporada de la obra de teatro El Hijo de Puta del Sombrero, de Stephen Adly Guirgis y traducción de Roberto Cavazos, que puso al desnudo emociones en cada uno de los actores de la puesta en escena, incluso, el mismo Daniel cuando leyó el texto se dio cuenta del nivel de exigencia actoralmente hablando, y justo fue lo que le dijo decir ‘sí voy, no como actor, pero sí como director’.

Ya con el elenco, se dio cuenta de la gran responsabilidad que tenía. “Estás pidiendo un nivel de entrega, y, ¿qué vas a hacer con esa entrega?, es algo que tienes que cuidar. Esto para mí sí es como sagrado, lo que ellos traen, entonces hay que darle su lugar y su valor. Al ser el que los guía, eres responsable de poner toda esa confianza que te han puesto al servicio de la obra”.

En este sentido, fue muy tajante al decir que lo más importante siempre será que los actores sean los protagonistas. “Esto sólo va a funcionar si ellos brillan espectacularmente, que el público entre y diga ‘¿qué es esto?’. Ese es el objetivo: que ellos estén fabulosos, increíbles, sorpresivos, insospechados, novedosos, entonces, ¿cómo se logra eso?, pues con mucha confianza”.

Éxito vs Ego

Tener los reflectores encima puede ser bastante llamativo, pero, ¿qué pasa si esas luces comienzan a deslumbrar? Podríamos decir que el humano siempre está en busca del éxito y cuando se logra, saber qué hacer con él nos puede dar o no grandes beneficios.

Lo principal, dijo Giménez Cacho, tras 30 años de carrera, es tener claro que ese éxito que ya se alcanzó no ocurrió sólo por uno mismo, sino que es un trabajo en equipo, muchas personas formaron parte de él.

“Pienso que somos como canales y tú no eres el protagonista, tú favoreces, eres un facilitador que permite que esto pase, y ocurre gracias al público que conecta, y que recibe eso que pasa a través de ti, pero te lo da el público y a veces eso con el éxito, se te olvida, y crees que los reflectores los generaste tú. Ese es uno de los riesgos de cuando te va bien”.

El teatro hoy

A pregunta expresa de cómo percibe actualmente el teatro en nuestro país, la palabra clave fue diverso. Considera que hay mucha variedad y lo más importante es que está resistiendo, pese a los cierres de los foros por razones ya conocidas. Reafirmó que sin duda alguna quienes están en este ‘trabajo’ es porque tienen una convicción muy fuerte de hacerlo.

Por supuesto, esto es compartido con el público, las personas continúan yendo a los teatros, “la gente sigue verificando lo importante que es el asunto de la presencia, la energía que se mueve al estar presente en esta especie de ritual que nos fortalece como comunidad. A veces hay más gente, otras no tanta, pero sigue existiendo esa necesidad de ir y estar”.

En un escenario se van creando historias que trascienden en el tiempo, pero lo mismo ocurre con quienes representan un personaje o como pudimos leer desde la visión de Daniel Giménez Cacho en el papel de director, crecen y se reinventan no sólo en el ámbito profesional sino también en lo personal.

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Verest Magazine: La Revista

Edición de febrero de La Revista, Verest Magazine.

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