Palace of Fine Arts de San Francisco.

Susurros del viento en el Palace of Fine Arts

Era una tarde donde el cielo de San Francisco parecía pintado al óleo, con pinceladas de nubes suaves que se deslizaban entre las columnas neoclásicas del Palace of Fine Arts. Ahí, bajo la majestuosa cúpula, el aire parecía tener un ritmo distinto, como si fuera consciente de la presencia de Blair Francis Paponiu, la recién llegada flautista principal asociada de la Sinfónica de San Francisco.

Nos encontramos en ese lugar que, aunque construido para la Exposición Universal de 1915, sigue siendo un refugio para el arte en todas sus formas. Pocos visitantes saben que su diseño original, concebido por Bernard Maybeck, se inspiró en la melancolía de las ruinas romanas, con la intención de evocar un sentimiento de contemplación y fragilidad ante la belleza efímera. 

Blair llegó con una sencillez que contrastaba con la magnitud de su talento. Era imposible no notar cómo su mirada viajaba entre las texturas del lugar, como si estuviera midiendo el espacio para llenarlo con notas invisibles.

Mientras hablábamos, compartió retazos de su vida: desde su infancia en Carolina del Sur hasta los escenarios de renombre en los que ha dejado huella, como la Filarmónica de Nueva York o la Sinfónica de Oregón. San Francisco tiene una energía diferente, es como si la ciudad misma fuera parte de la orquesta.

Un suspiro melódico para nuestras almas

Cuando le pedimos que interpretara algo, sacó su flauta con el cuidado de quien maneja un tesoro. Las primeras notas se elevaron como un susurro del viento, alcanzando las alturas de las columnas y volviendo como un eco amable. La música transformó el espacio; las sombras de los arcos parecían bailar al compás, y el estanque cercano reflejaba un mundo en el que todo estaba en armonía.

Aunque el estanque es un remanso de calma hoy en día, pocos saben que durante la Segunda Guerra Mundial sirvió como lugar de entrenamiento para rescates acuáticos, un uso muy distinto al que Maybeck habría imaginado.

Flautista Blair Francis Paponiu, de la Sinfónica de San Francisco.

El Palace of Fine Arts evoca la importancia del arte como puente entre generaciones, un espacio que respira historia y al mismo tiempo inspira futuro. La música, en este contexto, trasciende su función de conectar a las personas, sirviendo también como un medio para reconectarse con uno mismo.

Nos despedimos de Blair ya que tenía ensayo, mientras el sol seguía su curso, tiñendo el lugar de tonos dorados. Caminamos un poco más y descubrimos que el vecindario ofrece otros tesoros para explorar. 

Más allá del horizonte

Si subes hacia Presidio Tunnel Tops, encontrarás jardines y miradores increíbles con vistas al puente Golden Gate. Pero antes, si eres fanático de Star Wars, las oficinas de Lucasfilm son una parada obligada; el icónico Yoda en la fuente de la entrada es motivo suficiente para una foto inolvidable.

A poca distancia está el Museo de la Familia Walt Disney, donde puedes sumergirte en la vida y obra del creador de sueños más famoso del mundo.  Al alejarnos, fue imposible no pensar en la conexión entre Blair, su música y este rincón de San Francisco. En el Palace of Fine Arts, el arte no sólo se contempla; se escucha, se siente, y, por un instante, transforma a quienes lo visitan.

¡Disfruta más Experiencias Verest en La Revista!

San Francisco: Un lienzo de historias en movimiento

Revista enero-febrero San Francisco, un lienzo de historias en movimiento.