Platicamos con Ricardo Covalin, una de las mentes brillantes que confecciona obras de arte. Lee más en la revista de Septiembre de Verest Magazine.

Pineda Covalin: Confeccionando raíces

La moda es una forma de expresión que va más allá de un objetivo funcional en donde el arte y la cultura están presentes. La creatividad y la innovación son elementos también indivisibles y que podríamos decir son el lienzo ideal para todos aquellos que se dedican al arte de la confección y que a través de ella reflejan identidades culturales.

Una muestra de ello, es el trabajo de una marca mexicana que se ha dedicado, desde sus inicios, a resaltar la cultura de nuestro país, nos referimos a Pineda Covalin. Su historia comenzó en 1996, pero es bastante peculiar, porque en sí, los creadores de la marca, Cristina Pineda y Ricardo Covalin, no eran diseñadores de moda, ella Diseñadora Textil, y él Diseñador Industrial.

Platicando con Ricardo sobre el patrón que fue marcando la dirección de sus vidas y de lo que ahora es la marca de lujo, todo comenzó cuando a su socia, tras terminar un curso en el Museo Nacional de Antropología le propusieron crear una colección para incluirla en las tiendas del recinto, fue ahí cuando lo llamó pues sabía que él durante su servicio social había colaborado en comunidades indígenas.

Así que pusieron manos a la obra y comenzaron a trabajar en una colección con diseños prehispánicos formada por corbatas y mascadas con los temas de las salas del Museo, trabajo que les llevó cerca de un año para tener las muestras físicas. La primera fue una mascada con diseño maya y una corbata con el centro del Calendario Azteca, es decir, con la imagen del Quinto Sol, Nahui Ollin, y aunque pudiera parecer que a partir de ahí todo fue sencillo, no ocurrió así.

Entre arte y moda

La producción de esta colección fue relativamente grande y el Museo pidió pocas piezas para su tienda, por lo que los diseñadores comenzaron a buscar otros sitios en donde pudieran mostrar y ofrecer sus creaciones, llegando a más museos y hasta el Palacio de Bellas Artes, pero la historia no concluyó ahí, su visión era llegar más allá, así que comenzaron a presentarse en hoteles y a las boutiques de éstos.

Lo primero que notaron cuando ya tenían presencia, fue que eran los turistas quienes se maravillaban con sus prendas, más que los propios mexicanos, pero recordemos que en la década de los 90 por acuerdos comerciales comienzan a llegar al país marcas importadas y era lo que el consumidor comenzó a comprar.

Llegó el segundo reto, que al mismo tiempo, podríamos decir que era también un área de oportunidad, fue no desistir, mantenerse firme a sus ideas y seguir mostrando al mundo que sus diseños tenían un sentido y que además, eran completamente diferentes a lo que desfilaba en el mundo de la moda, incluso, cuando llegaban a tiendas departamentales sus piezas eran vistas como artesanías. “Lo difícil fue que al mexicano le gustara y le convenciera lo mexicano, como sucede hoy día, 30 años después”.

Hacerse visibles

La promoción fue fundamental, era tener presencia en festivales, desfiles, en fin, estar en el mayor número de lugares para que los conocieran. “Los que sí nos compraban mucho eran personalidades que estaban inmersos en el turismo, como podían ser gobernadores o embajadores. Empezaron a comprarnos estas personas que sí querían mostrar esta parte de México”.

Como anécdota, Ricardo nos platicó que recuerda que en el 2000, quien en ese entonces era la princesa Letizia, ahora reina de España, en una visita oficial a la Ciudad de México, recibió como obsequio de parte de la Primera Dama de México, una mascada con una bolsa que hacían juego de Pineda Covalin, y en uno de los eventos portaba las prendas y por supuesto las fotografías estaban por todos lados,  lo que hizo que un nuevo mercado comenzara a voltear a verlos.

Llegó la hora de volar alto

En el 2001 llegaron a Palacio de Hierro, previamente ya habían tenido un acercamiento con la empresa, los invitaron a ser parte del desfile de moda Por Siempre México, y tras la pasarela, sus accesorios fueron bien recibidos, así que la invitación se hizo, tener presencia en la tienda departamental.

“Empezamos con las corbatas y mascadas, pero por ejemplo, de menos en mi visión yo no estaba haciendo moda, yo estaba diseñando productos culturales que casualmente fueron en tela, los que gustaron y que casualmente fue en una mascada o en una corbata, pero no era realmente moda”.

Fue así que al tener es inquietud por mostrar la colección completa de estos accesorios, la mejor idea fue hacer un desfile de modas, así que llamaron a diseñadores de moda mexicanos para que cada uno hiciera una propuesta, y así fue como comenzaron a ampliar su línea.

Ricardo tenía claro que el lugar ideal para mostrar sus creaciones era en el Aeropuerto, donde infinidad de personas recorren sus pasillos, así que tras un largo proceso, lo lograron, la primera tienda de Pineda Covalin fue justo en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, pues su visión era “somos el regalo que compra el extranjero de México, pero también somos lo que el mexicano quiere llevarse de México, pero no como un souvenir”.

Fieles a su estilo

Abrirse camino es algo que se trabaja diariamente, no es sólo quedarse con un primer logro, sino más bien hay que realizar muchas cosas para mantenerse presentes. Pero quizás lo más complejo pueda ser crear un estilo, más allá de solo una marca.

Si bien es cierto existe una tendencia en el mundo de la moda en que a las personas les gusta mostrar la marca que portan, y es lo único que les puede llamar la atención, sin embargo, para Pineda Covalin, el hecho de que las personas les digan que, por ejemplo al ver una mascada, puedan identificar que es de ellos, es que están cumpliendo con su cometido.

“Hemos ido cambiando mucho de diseños o de temas, pero siempre lo principal ha sido promover y dar a conocer la cultura mexicana en diferentes aspectos. Pero ya se hizo un cierto estilo y yo creo que eso sí lo debemos de mantener”.

El tiempo avanza

Y sí, efectivamente, nada es estático, no podemos comparar un Distrito Federal de 1996 con una Ciudad de México del 2024, lo mismo pasa con Pineda Covalin, los rostros, las formas todo se ha reconfigurado, pero como bien decíamos, el estilo se mantiene.

“La Ciudad de México tiene sus puntos claves que sí hemos promovido, tenemos de hecho un diseño que la hace: ‘Mi Ciudad’, que al centro tiene el parque México, porque es donde empezaba ‘mi ciudad’, luego vas viendo el Castillo de Chapultepec, Reforma, hasta que llegas al Zócalo con sus edificios, hacia el otro lado vas a la parte más contemporánea como Santa Fe, está también el Monumento a la Revolución, el Palacio de Bellas Artes, como las otras cosas históricas del centro”.

Considera que la CDMX es una de las ciudades a nivel mundial en la que realmente están pasando cosas, simplemente menciona que en la Condesa, cuando caminas por sus calles encuentras ya a personas hablando en inglés, en francés, la presencia de extranjeros es muy grande, es decir, “es una metrópoli internacional, con turismo, con muchas cosas, han cambiado mucho las generaciones y eso nos lleva a nosotros a irnos adecuando”.

Diseños entrañables

No hablaremos de favoritas, porque eso siempre es entrar en discusiones, es más, Ricardo no temió en decir que su predilecta siempre es la más reciente colección, por todo lo que ello significa y lo que hay detrás, pero más bien hablemos de entrañables. “En particular le tengo un gran aprecio a toda la parte prehispánica, que es con la que empezamos. Y ahora seguimos teniendo diseños prehispánicos, pero ya mucho más evolucionados”. Extraña aquellos diseños más étnicos que por el momento no se están creando pero que espera regresen.

Y bueno, emblemáticos, por supuesto la Mariposa Monarca que apareció en el 2001 y que se ha mantenido desde ese entonces, “Hemos hecho diferentes diseños alrededor de la Mariposa y la gente nos reconoce por ese diseño. Creo que es un animal print que jamás nadie había usado. No lo habían usado hasta que lo usamos y por eso se quedó como algo muy representativo de la marca”, que efectivamente han ido acondicionando para cada diseño.

Para Ricardo Covalin no hay manera de darse por vencido, porque cree en lo que hace, cree en la marca y en el estilo que han creado con el paso de los años. “Yo creo que mucha gente se da por vencida antes de todo eso, porque, por ejemplo, empezamos la marca en el 96, el primer desfile fue en el 2000, apenas mostrando las corbatas y mascadas. Pero la primera tienda, la del Aeropuerto, fue entre 2003-2004. ya habían pasado a lo mejor siete, ocho años, pero la constancia lo ha sido todo”.

México vibra alto

“A Pineda Covalin le gusta contar la historia del México alegre, divertida y llena de colores, que es como nosotros la vemos y es lo que queremos mostrar”. Ello a través de sus bolsos, chamarras, mascadas, corbatas, vestidos, abanicos, chalinas, carteras, sacos, camisas, pareos…

Sin duda alguna la moda es, pues, una forma de arte que evoluciona con el paso del tiempo, pero que al mismo tiempo, se mantiene firme a su esencia, a ese mensaje que los diseñadores pretenden mostrar en cada una de sus prendas y accesorios. Es así que se vuelve una vía para explorar y expresar de cierta manera, la identidad personal y a su vez, en el caso de Pineda Covalin mostrar y descubrir la riqueza de cada región de nuestro México.

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