En el extremo sur de Costa Rica, donde la península de Osa se interna al Pacífico, el Parque Nacional Corcovado protege una de las selvas tropicales más ricas del planeta. Este santuario natural alberga una de las selvas tropicales más ricas y diversas del mundo, extendiéndose por más de 40 mil hectáreas de vida exuberante.
Explorar este sitio va más allá de visitar un parque nacional, es adentrarse en un ecosistema casi intacto, donde cada sendero, río y árbol cuenta una historia de conservación. Llegar hasta este rincón no es sencillo, pero justo ahí radica su magia, pues créenos la aventura comienza mucho antes de poner un pie en la selva.
El Parque Nacional Corcovado está dividido en seis sectores principales, cada uno con características distintas en cuanto a acceso, dificultad, biodiversidad y tipo de experiencia. Sirena, que es el que nosotros visitamos y podríamos decir que es el corazón del parque, además de que es la estación biológica principal y en donde hay una mayor concentración de fauna; incluso, en este sector hay opción de hospedaje previa reserva; San Pedrillo, La Leona, Los Patos, El Tigre y Los Planes son las otras cinco estaciones.



¿Cómo llegar?
Te contamos cómo fue nuestra experiencia para que te vayas preparando. Desde el hotel Botanika, que es donde nos hospedamos, nos llevaron al muelle público de Puerto Jiménez, en la zona de Golfo Dulce, al sur de Costa Rica, llegamos a las 5 de la mañana. Una vez ahí nos encontramos con nuestra guía de turista, nos formamos para poder abordar nuestro bote y ya con chaleco puesto, nos embarcamos a la aventura.
El viaje será de dos horas aproximadamente, te recomendamos llevar algo ligero para comer, pero ten en cuenta que el mar puede estar movido, así que si eres propenso al mareo, considera tomar una pastilla antes.
¿Cómo saber que ya estás por llegar? Nuestra guía nos dijo que en medio del mar se encuentra una enorme roca a la que los pobladores le han puesto chancha, porque tiene forma de una nariz de cochino, desde ahí calcula unos 10 minutos para tocar tierra y llegar a ese paraíso natural, justo en ese punto puedes aprovechar para ponerte los zapatos para el agua, como recomendación, no lleves sandalias o zapatos de meter, pueden hacerte una mala jugada.

Una vez en el Parque…
Prepárate para desembarcar rápido y con decisión. Aquí no hay muelle, así que deberás saltar directo a la orilla cuando el bote se acerque. Es un momento que exige concentración, pero también le suma emoción a la experiencia.
Corcovado no es cualquier selva. Es la última gran extensión de bosque tropical primario en la costa del Pacífico americano. En este lugar no hay caminos pavimentados, ni tiendas, ni señal de celular, lo que hay es selva pura, para vivirla, respirarla y sentirla.

Desde que fue declarado Parque Nacional en 1975, ha sido un símbolo de conservación para Costa Rica y para el mundo. De hecho, se estima que aquí habita alrededor del 2.5% de toda la biodiversidad global, una cifra impresionante para una sola área protegida. Sabías que se tienen contabilizados 6 mil insectos, 500 árboles, 367 aves, 140 mamíferos, 117 anfibios y reptiles, y 40 especies de peces de agua dulce.
Pero más allá de los datos, lo que atrapa del Parque Nacional Corcovado es cómo te hace sentir. Es ese momento en que escuchas un mono aullador romper el silencio del bosque. O cuando un tapir cruza tu camino como si tú fueras el visitante y él el dueño del lugar. Es mirar hacia arriba y ver una guacamaya volando, o de pronto ver una danta o un oso perezoso en un árbol con su cría, eso es algo increíble, en verdad.



Recomendaciones prácticas
Si planeas visitar este parque, toma en cuenta lo siguiente:
- Contrata un guía autorizado: es obligatorio para ingresar.
- Respeta los horarios de entrada: hay dos turnos, a las 7:00 a.m. y a las 10:00 a.m.
- No se permite ingresar con comida ni botellas plásticas: revisarán tu mochila antes de entrar.
- Lleva ropa ligera y de secado rápido, un impermeable liviano y repelente biodegradable.
- Calzado recomendado: un par de water shoes para el desembarco y unos tenis o botas de senderismo (tipo trail o de montaña) para recorrer los caminos, que pueden estar lodosos.
Como sugerencia la mejor época para viajar es de diciembre a abril, cuando la lluvia da un poco de tregua para que los caminos sean fáciles de recorrer, incluso tu llegada a este enigmático e impresionante pulmón del mundo.
Visitar el Parque Nacional Corcovado es mucho más que hacer ecoturismo, es tener un encuentro real con la naturaleza en su estado más puro. Es volver a lo esencial, desconectarte del ruido y reconectar con la vida. Es poder pasar toda la mañana compartiendo con amigos, es vivir una experiencia reparadora y natural.
Si disfrutas la aventura, la biodiversidad y los destinos que aún se sienten vírgenes, este parque debe estar en tu lista. Sin duda, es un viaje que vale mucho la pena.
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