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Santa María Atzompa es reconocido en el Valle de Oaxaca y en otros lugares como un pueblo nacido con el barro, donde el arte no es un trabajo sino un modo de vida que ha perdurado por siglos.
Ser alfarero representa más que crear cerámica utilitaria y de ornato, en las manos de cada artista se conciben tradiciones y costumbres, que se renuevan generación tras generación, pero sin perder la esencia de este pueblo que quemaba barro desde los inicios de Monte Albán o incluso antes, y que hoy aún muestra la magia de mezclar agua, tierra y fuego.
De lo individual a la creación colectiva
Siempre hay un antes y un después, así que es nuestra obligación dejar un antecedente en esta historia. En la década de los 70, Teodora Blanco fue ‘descubierta’ por unos personajes muy peculiares que pudieron ver más allá de su cerámica, y notar a esa mujer con mente inquieta, capaz de transformar las circunstancias de su entorno social tal vez sin darse cuenta.
Esos personajes eran un tal Rockefeller y Stanley Marcus, quienes de hecho se referían a ella como escultora. Al crecer su popularidad y ampliar su producción, se unieron dos artistas a su taller, Angélica Vásquez y la mismísima Dolores Porras, quien con sus creaciones fue capaz de abrir las puertas de Santa María Atzompa al mundo.
El trabajo de la maestra Dolores Porras empezó a llamar la atención a partir de los años ochenta del siglo pasado. Sus piezas, que rompían con la monocromía de la cerámica verde producida en la región, causaron asombro tanto a nivel local como internacional por su brillante colorido y las excéntricas figuras dibujadas que ella plasmó en sus creaciones.
Continuidad de un oficio antiguo
En la Sala Cristina Payán del Museo Nacional de Culturas Populares, se presenta Dolores Porras. Taller, un espacio que habla por sí sólo y que reúne más de 85 piezas que dan cuenta del talento, la creatividad y la habilidad con que la maestra ceramista innovó en el campo del diseño y la producción de objetos de barro de Santa María Atzompa. La muestra también aborda la continuidad de la producción de cerámica en el Valle de Oaxaca, un oficio del que se tiene registro desde 1600 a. de C, según los especialistas.
Entre obras contemporáneas y piezas arqueológicas pertenecientes al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) esta muestra construye una narrativa que explica al visitante tanto las aportaciones de la maestra Dolores Porras como la continuidad de un oficio practicado desde la antigüedad.
Según el arqueólogo Leobardo Pacheco Arias “los ceramistas de Atzompa señalan que su oficio se remonta a la época zapoteca de Monte Albán, porque en estos sitios aledaños reconocen fragmentos de cerámica o tepalcates con la misma textura y combinación de los barros que ellos aún utilizan”.
Del mismo modo, a decir del Arqueólogo Uriel Sánchez, “cada generación de alfareros actualiza y renueva la historia de este pueblo que quemaba barro desde los inicios de Monte Albán o incluso antes. Dicho de otra manera: cada artesano lleva en sus manos las notas corporales que le dan forma al barro”.
Esta historia no concluye aquí
Pero esta exposición no llegó por sí sola, el entusiasmo, trabajo y la dedicación de la Dirección General de Culturas Populares Indígenas y Urbanas, a través del Museo Nacional de Culturas Populares, Los Amigos del MNCP y ONORA es que hicieron realidad esta exposición.
La invitación que hace ONORA, fundada por María Eladia Hagerman de González y Maggie Galton, invitan a apreciar la belleza del diseño artesanal a través de una nueva mirada, colaborando con artesanos alrededor de México, diseñando y reimaginando textiles y accesorios de casa, pensados para un estilo de vida contemporáneo.
Conoce esta y otras historias en la edición del mes de enero de nuestra Revista, en la que el arte y la cultura también son parte de una aventura turística.
Lo que debes saber
- Exposición: Dolores Porras. Taller
- Dónde: Museo Nacional de Culturas Populares | Av. Hidalgo 289, esquina con Allende, Col. Del Carmen, Coyoacán, C.P. 04100, Ciudad de México.
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