La historia de un país no sólo se encuentra en libros, también está presente en aromas, tradiciones, bailes, cánticos, en el folklor de la gente, en el ambiente festivo, y por supuesto en los sabores. Ir poco a poco descubriendo cada uno de estos aspectos por nosotros mismos nos da esa vitalidad que siempre necesitamos, se trata de escuchar narrativas, vivencias y todo aquello que va construyendo a las personas, a los lugares y a los destinos.
Es así como llegamos a Bekeb, un rooftop o coctel bar en San Miguel de Allende considerado uno de los 50 Best Bars de Norteamérica, y aunque podría parecer que pertenecer a estas listas es sencillo, hay todo un trabajo de años que lo respalda y en este caso, Fabiola Padilla, es la mujer que sembró una semilla que hoy día está dando frutos.
Una siembra con gran cosecha
Abogada de profesión, se mudó a Nueva York en donde suponía comenzaría a tener una carrera en las leyes, sin embargo, la vida diaria la fue llevando por otros caminos que hoy le dejan muchas satisfacciones y que es parte de sus pasiones: la mixología, que poco a poco fue conociendo, en los lugares más sencillos y en todas las posiciones posibles.
El primer sitio en el que estuvo fue La Camelia, en West Village, y desde ahí no paró. Día a tras días se dedicó a aprender, a estudiar, a comprender toda la dinámica de estos lugares en donde las bebida eran las protagonistas y donde sus creadores lo daban todo para mantener contentos a sus invitados.
Bekeb, cuyo nombre, si eres observador es un palíndromo de bek, que en tzotzil significa semilla, es un sitio cuya base es la experimentación para la preparación de cada una de las bebidas que ahí te ofrecen, pero con esto no nos referimos a quién sabe qué tomarás, no, para nada, Fabiola se dedica a realmente entender el destilado, la fruta, el ingrediente que utilizará, la temporada en la que se da tal o cual producto, los procesos necesarios para ofrecerte ese trago que se volverá tu favorito.
Por ello, es que se puede decir que los cocteles de Bekeb tienen un proceso artesanal, pero hablan también de lo que es México, de sus raíces, de sus productos y de toda la riqueza cultural que existe en este país.
Un tributo a nuestras raíces
Pero no sólo es un tema de moda, para Fabiola es muy importante ofrecer más que un trago, sino más bien brindarte una experiencia como tal, es que cada uno de los amigos de este bar sientan que están tomando un pedacito de nuestras raíces, por supuesto con técnicas innovadoras, pero utilizando esos ingredientes ancestrales, de hecho justo su menú se llama México Ancestral, que en sus palabras es su favorito hasta ahora. “Es como un tributo justo a todos los ingredientes prehispánicos mexicanos”, el reto, justamente es convertirlos en una bebida bien hecha.
Son 10 tragos, y cada uno de ellos te va contando una historia con sus ingredientes. “Aquí no usamos jugos de marca, todo se exprime diario, todos son jugos naturales. Toda la fruta y toda la pulpa que se ve, aquí las hacemos, todo es como muy casero”.
Podemos hablar, por ejemplo, del coctel Copal, por cierto, el nombre de sus bebidas es el ingrediente principal. Este se prepara con mezcal, copal, amaros, vermouth y hoja santa, pero la peculiaridad de esta bebida es que el mezcal está destilado con copal y es de los más emblemáticos de su menú que no encontrarás en otro lugar, pues el maestro mezcalero, sólo se lo prepara a ella.
Trabajo en equipo
Por supuesto el crédito del éxito de este lugar no es sólo de Fabiola, sino de todas las personas que la rodean y que creen en lo que hace. Te darás cuenta del compromiso que existe de quienes ahí trabajan, cuidan cada detalle, no sólo de las bebidas y los snacks que te ofrecen, sino de todo el lugar, desde que llegas, la manera en la que te reciben, en que cada cosa esté en su lugar para que pases un rato muy grato, que realmente se vea que es un equipo comprometido y contento con lo que hacen.
Créenos, te sentirás como en casa, en una tarde entre amigos que se puede extender hasta la noche, con atardeceres increíbles e incluso si tienes suerte, te podrían tocar hasta fuegos artificiales por alguna festividad que se realice en este destino considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Un día en Bekeb es sin duda, un viaje de sabores, un viaje al pasado, pero en la actualidad, un trayecto en el que Fabiola Padilla ávida de dar a conocer su esencia, pero también de compartir con quienes la rodean su experiencia, disciplina y conocimiento para que todo quede tal y como debe ser, sin pretensiones, siempre siendo fiel a su estilo y sobre todo ofreciendo lo mejor.
“Lo bonito es que después de cinco años que iniciamos con Bekeb, está padre que la gente ya sabe a qué viene”.
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