El Caribe mexicano es una zona muy preciada para los turistas nacionales e internacionales, ya sea por sus prístinas playas y los tonos turquesa de sus mares, pero también es ideal para reencontrarte con la naturaleza y recargar energía en cualquiera de sus zonas arqueológicas, tan sólo en Quintana Roo hay 18 y ahora que está próximo el equinoccio de primavera, podrías asistir a alguna de ellas. Te dejamos nuestro Top 4.
Dzibanché
Es una de las zonas arqueológicas más importantes de la cultura maya, y es conocida por ser la capital de la dinastía Kaan, que en maya significa serpiente. Este complejo se encuentra formado por cuatro grupos: Dzibanché o Grupo Principal, Complejo Central o Grupo Lamay, Tutil y Kinichná.
A una hora y media de Chetumal, este año el acceso será de 8 de la mañana a 5 de la tarde, y el ascenso a los templos 1 y 6 será limitado a máximo 10 personas y, para el caso de la estructura principal de Kinichná, se restringirá a 20. Costo: 80 pesos.
Luego de recargar energía en este sitio, a una hora de la zona arqueológica está la Laguna Milagros, donde podrás navegar en kayak o lancha y ver los manglares, por supuesto probar un ceviche o pescado relleno de mariscos, así como unas ricas tostadas de camarón, hay varios restaurantes en la zona, no te preocupes.
Chacchobén
A 40 minutos de Bacalar se encuentra este yacimiento arqueológico en la ciudad que lleva su mismo nombre. Los templos y estructura ceremoniales que lo conforma se ubican de tal manera que se alinean con el Sol y la Luna. Es así que el equinoccio de primavera es un evento astronómico que perfectamente se puede disfrutar en este lugar que pareciera está conectado energéticamente con el Universo.
De acuerdo con diversas investigaciones, fue en el 250 d.C que se construyeron la gran mayoría las estructuras que conforman el núcleo del asentamiento. Está abierto de lunes a domingo de 9 a 3 de la tarde, para que lo tomes en cuenta.
Y ya que estarás tan cerca de Bacalar, uno de los Pueblos Mágicos de Quintana Roo, ¿qué te parecería ir a visitar la Laguna de los Siete Colores?, un cuerpo acuático que cuando lo veas, te darás cuenta de la gama de tonalidades azules, van desde el turquesa, hasta el color zafiro. Practicar kayak, paddle boarding o dar un paseo en lancha sin actividades recurridas.
Pero si ya conoces esta belleza de la naturaleza, entonces ve al Fuerte de San Felipe, un lugar que se construyó en 1725 para proteger a los habitantes de ataques de piratas y ladrones; actualmente es un museo.
Cobá
En esta zona se encuentra la pirámide más alta del Caribe mexicano: Nohoch Mul, mide 42 metros de alto. La historia cuenta que los mayas utilizaban caminos sagrados de piedra conocidos como sacbé, que significa camino blanco, para conectar con otros centros de energía que llevarían a un estado de armonización espiritual.
De hecho, a 15 minutos de Cobá, están los cenotes Tankach-ha y Choo-Ha en donde las estalactitas y estalagmitas se funden entre aguas cristalinas. Para los mayas, estas formaciones se consideraban sagradas, pues se creía que eran la entrada al inframundo.
Un poco más retirado, a 35 minutos, está el santuario de Sahcab Mucuy, ahí también podrás realizar rituales guiados por un chamán para recibir la primavera y sentirte renovado.
Ichkabal
Esta ciudad maya recientemente fue nombrada como sitio arqueológico, pero tiene más de 1,425 años de existencia. La edificación principal en Ichkabal tiene una estructura de 40 metros de altura, y 200 metros en la base perimetral, imagina, es inmensa.
El estilo arquitectónico que se le atribuye se le conoce como Petén que se caracteriza justamente por enormes construcciones que podían alcanzar aproximadamente 70 metros de alto así como centros ceremoniales.
Se cree que Ichkabal fue un importante centro de poder, donde los mayas utilizaban los ciclos solares y las estrellas para realizar ceremonias que fortalecieron su relación con el cosmos.
El Caribe mexicano también es un destino buscado recibir el equinoccio de primavera, pero también para visitarlo en cualquier época del año, ya sea solo para admirar sus paisajes, recargarte de buena vibra o visitar sus zonas arqueológicas qué están llenas de historia.
No lo pienses mucho y aunque cualquier época es perfecta para reconectar contigo y la naturaleza.
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