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Cada puerto es una nueva aventura, una oportunidad para descubrir culturas y paisajes diversos. Azamara Cruises te lleva a recorrer el mundo de una manera increíble. Te invitamos a descubrir un viaje con el vaivén de las olas
El mar siempre ha sido una fuente de inspiración para artistas en todo el mundo, y no necesariamente tendríamos que ser Herman Melville para escribir Moby Dick, Hemingway o Julio Verne, el mar posee todo aquello que puede sentir el ser humano, admiración, deseo, miedo…, y en él suceden miles de cosas más, amores, desamores, reencuentros, aventuras, descanso, trabajo, nuevas oportunidades, nuevas aventuras.
Estar en el mar te dará la oportunidad de desconectarte del caos que se vive en tierra para conectar contigo. Cada vez que se regresa a tierra, siempre será de una manera diferente, hay algo que tiene que te renueva. Citando a Jonh F. Kennedy “Estamos atados al mar. Y cuando volvemos a él, ya sea para navegar o mirar, volvemos de dónde venimos”.
Tener un encuentro con el mar en un crucero es la mejor decisión que hayas tomado en tu vida y te preguntarás ¿por qué no lo hice antes? Tener absolutamente todo lo que quieras mientras te trasladas de una ciudad a otra es una bendición, pero además tener el tiempo para compartirlo con quien tú quieres y tener nuevas historias por contar, eso no tiene precio.
Una aventura entre las olas, Azamara y uno mismo
Era una mañana cargada de emoción y expectativas cuando llegamos al puerto. La majestuosidad de la embarcación se alzaba a lo lejos frente a nosotros mientras el taxi se acercaba a la terminal de cruceros de Buenos Aires. El coloso blanquiazul de metal, que sería nuestro hogar flotante durante los próximos días, se mantenía ligero sobre las aguas del Río de la Plata. Los ojos se iluminan ante la magnitud de nuestro navío y un hormigueo de anticipación recorre la espina dorsal.
Éramos los últimos en embarcar así que la fila de pasajeros era inexistente, cada uno de nosotros con su propio bagaje emocional, listos para zarpar hacia un destino soñado y posible para pocos. Tras el proceso de registro, cruzamos la pasarela que conectaba el muelle con el barco, sintiendo la vibración bajo los pies mientras la aventura comenzaba a tomar forma.
Una vez a bordo, nos sumergimos en la exploración del barco. Era como una pequeña ciudad flotante, con distintos ambientes y “cubiertas”. La vida bulliciosa se desplegaba anunciaba el inicio de esta aventura, con una tripulación siempre dispuesta a orientar y asistir a los nuevos pasajeros. El camarote, en la cubierta 8, emanaba una sensación acogedora que sería el refugio perfecto en medio del océano Atlántico y poco más allá…
Una historia que no concluye aquí
Por supuesto esta historia no termina aquí, pero te invitamos a conocer un poco más sobre lo que significa cruzar los mares de la mano de Azamara, en la edición de enero de nuestra Revista.
¡Disfruta más Experiencias Verest!