Estimados lectores, sabemos que tienen el gusanito viajero inquieto y miran hacia el horizonte buscando esa postal que lo cambie todo. Pues déjense de pensarlo y pongan la mira en un destino que en noviembre se viste con una capa de seda y fuego: Japón.
Hablamos de ese Japón de los templos antiguos, del orden pulcro, pero también del frenesí citadino, que ahora nos regala el momiji, el glorioso cambio de color del follaje. En nuestra experiencia, el clima fresco, seco y muy estable de esta época es la medida justa para recorrerlo todo sin el calor sofocante del verano.
La estampa del momiji y la calidez japonesa
La ruta de la hoja roja, como le decimos los enterados, es un espectáculo que se aprecia desde las montañas del norte hasta las llanuras del sur. No se trata solo de árboles, es un evento social y cultural, una cita anual que los japoneses viven con gran devoción.
Vente y acompáñame a caminar por los jardines de Kioto, donde los arces encienden la ciudad con tonos que van del amarillo oro al carmesí profundo, una paleta que solo la naturaleza puede dibujar con tal maestría. Reserva con antelación si planeas visitar Kioto o Takayama pues son sitios donde la magia del otoño se desborda con elegancia. Te recomiendo que apartes unos días para visitar Miyajima e Hiroshima a mediados de noviembre, la vista allí resulta inolvidable.


Festivales, luces y una pausa en el tiempo
Noviembre no solo es visual, es sensorial y se siente en el aire. Es temporada de festivales únicos que celebran la cosecha y el cambio de estación, donde el incienso se mezcla con el aroma del arroz recién cocido. En las grandes urbes como Tokio y Osaka inician las iluminaciones invernales, destellos LED que convierten parques y calles en verdaderos pasajes oníricos de ensueño.
Viajar ahora te permite encontrar esa mezcla perfecta entre la mística rural de los pueblos de montaña y la modernidad de sus capitales sin perder el ritmo. Además, te prometo que una taza de sake caliente mientras admiras las luces te hará sentir la verdadera calidez japonesa que tanto se anhela.

El truco de un buen viaje es saber cuándo ir, y la sabiduría popular japonesa nos confirma que esta estación es de las más preciadas. Es el momento ideal para descubrir la faceta más poética de este país milenario, donde cada detalle está puesto para el deleite del ojo. No dejes pasar esta oportunidad, ve a vivir el otoño nipón en toda su intensidad y regálate una experiencia que contarás con una sonrisa pícara por años.
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