Vivir en Francia, París en específico, es un sueño para muchos y a pesar de ya haberla recorrido, durante algunos meses, he decidido conocer más allá, sobre todo porque no todo es trabajo, así que acompáñenme a salir de la ciudad y descubrir nuevas regiones, en este caso nuevos vinos y deliciosos platillos.
Beaune y un buen sorbo de vino
Borgoña representa la combinación perfecta de vinos finos, cocina gourmet y paisajes idílicos, un weekend getaway al exterior de París, siempre es buena idea, en esta ocasión iremos hacia la hermosa ciudad de Beaune, de acceso fácil, a 2 horas en TGV (tren de alta velocidad) partiendo de París.
Beaune es una parada obligada para cualquier viajero, esta ciudad medieval ofrece toda una variedad de actividades. Escucharás por las calles: ¡pasee por sus murallas!, ¡deguste un prestigioso vino en una bodega medieval! o ¡visite los imperdibles hospicios de Beaune!
Esta localidad se convirtió en centro del comercio del vino en el siglo XVIII. Desde antes de la revolución, los profesionales del comercio de las telas y de la tonelería empezaron a especializarse en la compra, cría y expedición de vinos para los mercados extranjeros: fue el nacimiento del comercio borgoñón.
En 1720, la Maison Champy, en 1731, la Maison Bouchard Père et Pils y posteriormente, en 1780, la Maison Patriarche fueron pioneras de una ‘aristocracia del corcho’, bien establecida en sus terroirs y embajadora de los vinos de Borgoña.
Impresiona no sólo tu paladar
Obviamente iremos a una de las caves más famosas de Francia, Patriarche (Patriarca), esta galería de vinos cuenta con una bodega de más de 5 km y más de 3 millones de botellas, así que la visita audioguiada es altamente recomendable para no perderte en este laberinto. Llegamos. Sus sommeliers generosos nos han hecho degustar 8 diferentes vinos, la mañana ha empezado un poco turbulenta.
Dato curioso, cada año, profesionales, conocedores y simples amantes del vino se dan cita el fin de semana del tercer domingo de noviembre para celebrar fiestas en la más pura tradición borgoñona. Esta celebración de más 600 años que a la base servía para financiar los ‘Hospices de Beaune’ (hospitales medievales), actualmente este evento se considera uno de los más importantes en el mundo y cada año, los Hospices de Beaune apoyan una o más organizaciones benéficas representadas por una personalidad del mundo de las artes y el espectáculo.
Los Hospices de Beaune es uno de los lugares más impresionantes que he visto, este edificio que data del siglo XV es reconocido por sus techos de teja brillada de colores brillantes, son un símbolo de la arquitectura gótica y un asombroso recuerdo de la época dorada de los duques. No olvides visitar la farmacia, cuenta con pociones que datan de hace más de 900 años.
Sabores para enamorar
No nos podemos despedir de esta ciudad sin degustar especialidades emblemáticas de la región, tenemos una reservación en un restaurante llamado Au coq blue, donde sus platillos están hechos a base de vino tinto, como el Coq au vin, beauf bourgignon o los eufs mourette. Es muy importante reservar un restaurante con anticipación.
Para terminar, mi consejo es sólo dejarse llevar por la energía mágica de este lugar y caminar a través de sus calles angostas, la región ofrece un sin fin de actividades. Si decides pasar más tiempo es recomendable rentar un coche para visitar los viñedos de la región y otras ciudades históricas importantes como Dijon (no sólo afamada por su mostaza), Besançon o Belfort.
¡Au revoir!
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Escrito por Josué Alquisiras