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Años antes de iniciar la Revolución Mexicana, en el Callejón del Toro, a dos cuadras al poniente del Ex Templo de San Agustín, yace un lugar propiedad de dos mujeres, donde se vendía petróleo, leña, carbón y aguardiente en botellas cerradas, las cuales, a veces, eran abiertas en el mismo local por los marchantes.
Tal vez no era la idea inicial, sin embargo, este lugar llamado Las Quince Letras fue un oasis en el desierto para aquellos que querían saciar su sed y conversar un momento antes de seguir su camino.
Justo en este lugar, acompañado por una cerveza, una botanita y de fondo Los Rurales de Zacatecas, llegamos a la conclusión del origen de esta singular palabra: Cantina, la cual se rige por la mezcla del latín “Canto” lugar donde se almacenan víveres y “Via Quintana”, ese espacio en los campamentos del ejército romano, donde se resguardaba la comida y bebida.
Historia entre tragos y comida
Volviendo a nuestra historia, Las Quince Letras fue fundada hace 118 años, en 1906, y desde entonces sirvió como tienda, fonda, taberna o mesón, un espacio donde la comida y la bebida nunca faltaron, un lugar emblemático y parada obligada en Zacatecas, si se quiere conocer una parte importante de la historia cultural, artística y culinaria de esta ciudad reconocida por la UNESCO como Patrimonio Mundial.
En 1928, la cantina fue adquirida por Rafael Llamas González y desde entonces es propiedad de la familia. En aquel entonces se le cambió el nombre a El Torito por estar ubicada en el Callejón del Toro, hoy calle Mártires de Chicago, pero este no resultó y se regresó al original.
Después de aguantar las embestidas de la Revolución y Guerras Cristeras, en 1974, Las Quince Letras fue reinaugarada como cantina y pronto empezó a ganar fama, y es lógico, “Roma no se hizo en dos días”, todo lleva su tiempo y el lugar empezó a hablar por sí sólo.
Un paso de celebridades
Los grandes artistas de cualquier época siempre buscan lugares con historia, y vaya que este sitio lo tiene, María Félix era una de ellos y podrás ver una foto de la actriz junto al bastón de la revolucionaria zacatecana Ángela Ramos Aguilar, quien inspiró el filme Juana Gallo de 1960, que ella protagonizó. Carlos Monsiváis, Joaquín Sabina, Manuel Felguérez, así como embajadores, albañiles, abogados, o periodistas como nosotros, han formado parte de la vida de cada historia que se cuenta en esa barra.
En los muros de esta cantina están exhibidas fotografías, serigrafías, pinturas, esculturas, objetos, prendas y memorabilia de personalidades de disciplinas culturales, artísticas e, incluso, deportivas. Por ejemplo, hay piezas donadas por artistas zacatecanos como Manuel Felguérez, Pedro Coronel, Ismael Guardado, Juan Manuel de la Rosa, Emilio Carrasco o Pedro Valtierra.
Este trago no termina aquí
Sin duda alguna, lo que se aprende en una cantina, vivirá por siempre en la memoria, se los garantizamos, así que lee la historia de Las Quince Letras y muchas más en la edición de febrero de La Revista en el siguiente link.
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