Hay viajes que deben estar perfectamente planeados y este que realizamos incluye al Gran Cañón. Puede ser un poco cliché, pero jamás lo será para fotógrafos empedernidos que justamente realizaron este viaje en una fecha muy importante que sucede una vez al año. Hablamos del Grand Canyon Star Party, convirtiendo a este Parque Nacional como un gran observatorio. Durante una semana, voluntarios de todos lados, principalmente de Estados Unidos, instalan telescopios y ofrecen programas de astronomía gratuitos para los visitantes, y así contemplar el manto estelar.
Visitar el Gran Cañón es como asomarse al borde del tiempo. No hay fotografía ni palabra que prepare a uno para la magnitud de este gigante de roca y vacío que se extiende bajo un cielo azul, tan profundo que parece infinito.
Llegar al borde del cañón al amanecer es un ritual. Las sombras aún cubren gran parte del abismo cuando el sol comienza a teñir el horizonte de un rosado suave, que lentamente da paso a un naranja cálido, un rojo ardiente y finalmente, a los ocres y dorados que transforman el paisaje en una paleta viva.
Cada capa de roca cuenta una historia de millones de años, una lección de geología que se despliega ante los ojos, haciendo que uno se sienta pequeño, casi insignificante, en la vasta cronología del planeta.


El Gran Cañón y su magnificencia
Para quienes no han visitado el Gran Cañón cabe destacar su sistema de transporte dentro del parque, que te facilitará tu estancia de manera significativa. Existen dos accesos al parque, el North Rim y el South Rim, el cual nosotros visitamos.
El punto de partida es en la zona llamada The Village, donde te recomendamos dejar el coche y utilizar las lanzaderas de buses gratuitos para conocer toda la parte oeste del South Rim. Para conocer la parte este, hasta Desert View lo mejor es que lo hagas en tu propio coche.
A nuestro parecer las mejores vistas del Río Colorado las tienes del Desert View. Allí hay una torre a la que puedes subir para tener vistas 360º, pero te recomendamos ver el anochecer en el Mirador Mojave Point, es increíble. Los miradores, como Mather Point y Yavapai, ofrecen vistas que cortan el aliento, donde las palabras se vuelven innecesarias. Aquí, los visitantes se vuelven poetas en silencio, cada uno absorto en la contemplación de su propio atisbo de lo eterno.
Para los más aventureros, descender al fondo del cañón es un viaje de ida y vuelta al corazón de la tierra. El sendero Bright Angel te lleva en una serie de zigzags hacia abajo, donde el aire pareciera más denso y caliente con cada paso. Al llegar al río Colorado, la recompensa es el sonido del agua que, por milenios, ha esculpido esta maravilla.
El firmamento como anfitrión de la velada
De regreso a The Village, nos acercamos a una plática que daba inicio a la fiesta de esa noche y que al terminar sólo teníamos que seguir el camino rojo que alumbraba a los más de 20 telescopios con sus entusiasmas dueños tenían preparados para deleitar a los visitantes.
A pesar de no saber nada de las estrellas, la gente te acoge y te envuelve con su conocimiento, sin ser pretenciosos ni soberbios, al contrario, felices de poder compartir lo mucho o poco que ellos saben y que como nos contaban, noche a noche aprenden. El Gran Cañón no es sólo un lugar, es una experiencia que cambia a quien lo visita. Es un recordatorio de la grandeza de la naturaleza y de nuestra propia fragilidad.



De regreso al hotel, con la noche cayendo como un manto sobre el camino, sentimos una gran emoción. Quizás no era tanto lo que habíamos visto o hecho, sino lo que habíamos dejado atrás en esos caminos de roca roja y cielos infinitos. Aquel lugar donde uno no busca respuestas; simplemente se adentra en el misterio, permitiendo que el paisaje, como un sueño persistente, se infiltre en la realidad.
Y bueno, esta historia de Arizona, podría parecer que termina aquí, y quizás sí, si nos referimos a las letras, pero las experiencias de viaje no concluyen. Te invitamos a leer las diferentes ediciones de La Revista, cuyo principal objetivo es invitarte a descubrir nuevos destinos, probar nuevos sabores y tener experiencias que nutran tu estilo de vida.
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