Tras un recorrido por las calles del bello San Miguel de Allende, ese destino conocido por su vibrante vida nocturna y su rica historia, llegó a nuestro itinerario de viajes Coyote Canyon Adventures, que ha sabido combinar estos elementos en una experiencia única: la cabalgata de cantinas.
Esta aventura no sólo promete diversión, sino también una profunda conexión con la cultura local, todo mientras se disfruta del esplendor de los paisajes de la región y ver poco a poco iluminarse las calles mientras el sol se esconde a lo lejos.
La cita comienza en la entrada del Hotel Real de Minas, donde un vaquero en su caballo te espera con una gran sonrisa. Justamente ahí te da una breve explicación sobre seguridad y manejo de los caballos, para que en unos minutos te encuentres listo para embarcarte en esta travesía.
Los caballos te esperarán en la pequeña plaza que se encuentra dentro del hotel, donde te ofrecerán un descuento de tragos y comida al terminar la cabalgata por si quieres seguir la fiesta.
Algo que debemos recalcar de Coyote Canyon es su amplia experiencia en entrenar caballos y la maestría de sus jinetes. Cuentan con certificaciones nacionales e internacionales en cuanto al cuidado de todos sus procesos de las experiencias para garantizar la seguridad de todos. Como dato, cuando reservas la experiencia te preguntarán tu peso para asignarte al jaco adecuado.
La cabalgata de cantinas es toda una aventura, ya que no existe un itinerario fijo de cuáles visitarás, eso sí, son tres paradas y hay una que casi siempre se hace.
Nuestra experiencia en la cabalgata de cantinas
La primera parada fue la Cantina La SanMiguelada, ubicada en el Hotel Hacienda El Santuario, un establecimiento que parece detenido en el tiempo. Aquí, las paredes fueron pintadas de manera magistral con un mural que te hará despertar los recuerdos de nuestro México y te transportará a épocas pasadas, con la explicación de cada uno de ellas de la cantinera.
La bienvenida decidimos hacerla con un mezcal que nos hizo ojitos desde la entrada y pedimos unos bocadillos tradicionales como los chicharrones y el guacamole. El ambiente por sí sólo es festivo, y pronto te encontrarás conversando con gente local, escuchando historias y anécdotas que valen cada trago.
El trayecto es una aventura en sí misma
Cabalgarás a través de las entrañas de San Miguel de Allende entre sus calles empedradas y esas puertas que cuántas historias no han vivido, con esos muros de colores que juegan muy bien con el cielo del atardecer tiñéndose de tonos anaranjados y rosados. Los guías te contarán algunas anécdotas de ciertos lugares, en ocasiones sólo escucharás los chasquidos de los caballos y su relinchar mientras avanzas.
Continuamos nuestra cabalgata hacia El Manantial, una de las cantinas más antiguas de San Miguel. Este lugar es famoso por sus margaritas y su ambiente. Al llegar, dejamos a los caballos descansar y nos unimos a la fiesta. La música de banda y las risas llenan el aire, invitándonos a disfrutar del baile y la compañía. La autenticidad de El Manantial y su clientela diversa hacen de esta parada una de las más memorables.
Nuestra aventura concluye en El Cucu, una cantina ubicada en la Av. Insurgentes 39 en pleno centro. Algo que le da un toque de auténtica cantina, son esas puertas de madera vaivén que si no tienes cuidado puedes golpearte o golpear a alguien. Es un lugar muy sencillo, pero con mucha historia. Es el último trago de la cabalgata, pero no el último para seguir la fiesta.
En este punto uno decide quedarse y refugiarse en algún Rooftop o regresar al punto de partida, que está a unas cuadras. Sin duda te recomendamos vivir esta experiencia que combina aventura, historia y cultura de una manera inigualable.
Cada cantina de San Miguel de Allende en la que se hace parada en esta cabalgata ofrece una perspectiva única, desde la tradición y la historia hasta el arte y la fiesta.
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