Hay destinos que pareciera que soñamos antes de conocerlos, lugares que cuando ya estamos en ellos el tiempo se mueve a un ritmo distinto. Y conforme te vas adentrando es como si la naturaleza estuviera diseñando cada espacio, cada experiencia y cada aventura en el momento justo en el que estás ahí. South Georgia Island, en el corazón del Atlántico Sur es un buen ejemplo, un territorio remoto, elegante y casi intacto, donde cada paisaje parece recién creado.
Entre la punta de Sudamérica y la península Antártica, en una región conocida también como los Galápagos del Atlántico Sur, esta isla británica se revela como un santuario natural. Sus montañas cubiertas de nieve se funden con playas infinitas y glaciares que desembocan directamente en el mar. Aquí, más de 200 mil pingüinos rey conviven con focas peleteras, albatros errantes y elefantes marinos.
El resultado es un espectáculo vivo, una escena en la que el hielo, el viento y la vida encuentran el equilibrio que cae casi en la perfección.
Cómo llegar a South Georgia Island
La aventura comienza sobre el agua. No existen vuelos comerciales ni aeropuertos cercanos, por lo que la única forma de llegar es a bordo de un barco de expedición. Estas travesías requieren embarcaciones especialmente preparadas para enfrentar las condiciones del océano austral.
El mejor momento para viajar es entre noviembre y enero, cuando el clima es más estable y la fauna de la que te hablamos al inicio se muestra en todo su esplendor. Para vivir la experiencia de forma segura y responsable, te sugerimos que conozcas los viajes que organizan Quark Expeditions, quienes combinan aventura, confort, pero lo más importante un profundo respeto por el entorno natural.
En sus rutas podrás explorar lugares como Salisbury Plain o St. Andrew´s Bay, donde las colonias de pingüinos se extienden hasta perderse en el horizonte. Además, podrías dejarte admirar al ver cómo las ballenas emergen entre los témpanos, y las antiguas estaciones balleneras evocan otro tiempo.

Una isla con historia
Más allá de su belleza natural, la isla guarda una historia que marcó la exploración polar. En 1916, el explorador Sir Ernest Shackleton llegó hasta aquí tras un naufragio en una de las travesías más heroicas de la era antártica. Años más tarde, fallecería en la isla, y hoy su tumba en el cementerio de Grytviken es un punto de peregrinaje para los exploradores y aventureros.
South Georgia no se visita, se experimenta. Este destino remoto nos recuerda que el planeta aún guarda rincones que nos invitan a mirar con humildad. Ahí, entre el hielo y el silencio, uno entiende por qué viajar no es escapar, sino regresar a lo esencial. Descubre lo que significa el Arte de Viajar.
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