La gastronomía es mucho más que un conjunto de recetas; es un lenguaje que conecta territorios, historias y personas. Con esa idea, Tarumba, el restaurante insignia del Grupo Farrera en San Cristóbal de las Casas presentó en la Ciudad de México su Programa de Sustentabilidad, un proyecto que busca transformar la manera en la que entendemos y vivimos la cocina.
El escenario elegido fue Balcón del Zócalo, un espacio que comparte la misma visión: honrar a los ingredientes y a quienes los hacen posibles.
La sustentabilidad como práctica diaria
En Tarumba, la sostenibilidad es un hábito cotidiano. Desde su origen, el restaurante se ha comprometido a trabajar con productores locales, aprovechar al máximo cada ingrediente y reducir los desperdicios. Esta filosofía no solo impulsa a la economía regional, sino que también demuestra que el placer gastronómico puede ser responsable con el planeta.
El proyecto plantea un futuro donde tradición e innovación conviven. En cada platillo se celebra a Chiapas y, al mismo tiempo, se construye una cocina consciente que entiende el impacto de cada decisión.

Aliados con propósito
La presentación en Balcón del Zócalo también fue una oportunidad para visibilizar a los aliados que dan vida al proyecto. Cada uno aporta una pieza esencial a esta visión:
- Tlako, un café de altura nacido en las faldas del volcán Tacaná, que apuesta por el comercio justo y da rostro a las comunidades indígenas productoras.
- Juxta/NGO Impacto, colectivo de mujeres que mantienen vivas las técnicas ancestrales del telar de cintura y la cocina tradicional chiapaneca, generando espacios de autonomía y empoderamiento.
- Huellas de Cacao, iniciativa que rescata el cacao criollo a través de la agroecología y la producción artesanal, devolviendo su carácter sagrado a este alimento.
- Banco de Alimentos de México (BAMX), organización con más de tres décadas de experiencia rescatando alimentos para combatir el desperdicio y mejorar la nutrición en comunidades vulnerables.


Chiapas como embajador de futuro
Los restaurantes tienen el poder de ser motores de cambio. Tarumba asume el papel de embajador de Chiapas y de la biodiversidad mexicana, mostrando que las raíces pueden dialogar con el mundo sin perder su esencia.
Balcón del Zócalo resultó el escenario perfecto para esta unión. El encuentro entre la visión de Tarumba y la propuesta de este restaurante capitalino envió un mensaje claro: la sostenibilidad no es una moda, es un movimiento que crece cuando se comparte.
Con este programa, Tarumba no solo reafirma su identidad, también abre un camino para que la gastronomía se entienda como un relato colectivo: uno que habla de origen, de comunidad y de futuro. La sustentabilidad aquí es un proceso vivo que se cultiva día a día, en cada plato, en cada historia y en cada encuentro alrededor de la mesa.
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