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El calendario nos regala de pronto una fiesta de sabores con el nombre de Eat Spain Drink Spain, una travesía culinaria que se instala en la capital. Confieso que ver más de treinta restaurantes y tiendas gourmet volcar su alma en esta celebración nos hace sentir unos auténticos privilegiados por estas tierras. Así, sin visa, podemos darnos el gusto de cruzar el charco para zamparnos un bocado de tradición con un toque de innovación, justo como nos gusta a los mexicanos. La Ciudad de los Palacios se convierte, del 1 al 15 de octubre, en la sucursal más sabrosa de la península ibérica, un destino imperdible para el paladar viajero.
La mesa que cuenta historias
Estamos ante una oportunidad única para acercarnos a esos productos que son el alma de la despensa de España y su recetario legendario. Hablamos de la untuosidad del jamón ibérico, el carácter inolvidable de un buen queso manchego y la fluidez dorada del aceite de oliva virgen extra. Es una experiencia que va más allá del plato, se trata de una conexión que se siente en cada bocado, una auténtica cátedra de sabor. La bebida es otro capítulo estelar de esta aventura, con los vinos de Rioja y Rueda ejerciendo su magia en cada copa.
Tapas, copas y el tercer tiempo
Restaurantes con el abolengo de AjoBlanco, Catorze, Zeru y Socarrat han diseñado propuestas que nos tientan a salir de casa y rendirnos al hedonismo de la buena vida. La ruta no es solo una invitación a comer delicioso, sino a conocer los diferentes matices de la cultura gastronómica de España.
Encontraremos desde las célebres rutas de tapas hasta menús diseñados para un maridaje perfecto, además de catas que nos guían por la historia vinícola de un país con enorme tradición. Estos espacios se convierten por unos días en pequeños puertos que nos permiten anclar en las delicias españolas, un guiño juguetón a la tradición y el buen vivir.
Con la elegancia de un buen vino y la espontaneidad de un ole, este festival nos recuerda que la comida es el mejor pretexto para viajar y descubrir. En cada tenedorazo hay un trozo de historia, una geografía que se expande por el paladar. La mesa española nos aguarda con un despliegue de texturas y aromas. Es una invitación abierta a celebrar la vida con gusto. No se requiere más que la curiosidad y el apetito para sumergirse en este viaje de sabores, cortesía de la Madre Patria.
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